El arquitecto que promueve inundaciones para resolver la crisis del agua ======================================================== Por: Erica Gies Traducción: Ana Milutinovic El paisajista chino Yu Kongjian ha sido pionero en un nuevo enfoque hidrológico: trabajar con agua en lugar de intentar controlarla para que se adapte a nosotros. La tendencia, conocida como 'slow water', construye ciudades esponja capaces de absorber una mayor proporción de lluvia Este artículo es una adaptación del libro de Erica Gies 'El agua siempre gana: progresar en la era de sequía y diluvio' ('Water Always Wins: Thriving in an Age of Drought and Deluge'), disponible en slowwater.world. Durante años, al paisajista de Beijing (China) Yu Kongjian sus conciudadanos lo ridiculizaban tratándolo como un pensador rezagado. Algunos incluso lo tildaron de espía estadounidense por su doctorado en la Facultad de Diseño de la Universidad de Harvard (EE. UU.) y su oposición a las presas, símbolos de poder y progreso en la China moderna. La transgresión de Yu: aconsejó trabajar con el agua, en vez de tratar de controlarla. Yu está al frente de un movimiento que tiene como objetivo restablecer el flujo y reflujo del agua en los entornos urbanos. Su empresa de arquitectura paisajista Turenscape, que cofundó en 1998, crea espacios flexibles para que el agua se extienda y se filtre bajo tierra, tanto para evitar inundaciones como para almacenarla para su uso posterior. Su visión consiste en sanar la hidrología natural que hemos interrumpido al limitar los ríos con diques, colocando edificios o estacionamientos en los lugares por donde el agua quiere pasar, o erigiendo presas que, en diversos grados, secaron 333 ríos en el área del río Yangtze (China). Yu afirma: "Esas infraestructuras grises son en realidad asesinas del sistema natural, del que dependemos para nuestro futuro sostenible". Al tratar de resolver cada problema por separado (inundaciones por un lado, escasez de agua por el otro), el enfoque del siglo XX para la gestión del agua se ha socavado a sí mismo. "El drenaje va separado del suministro de agua; el control de inundaciones va separado de la resistencia a la sequía", escribió en 2016 para un artículo que presentó en un simposio de la Universidad de Harvard (EE. UU.). Río Jinhua Wujiang Desde comienzos del siglo XVIII, hemos llenado o drenado hasta el 87 % de los humedales del mundo, que de otro modo absorberían y liberarían agua de manera flexible. Es una razón clave por la que las inundaciones urbanas son más frecuentes en todo el mundo: a medida que las poblaciones crecen y las ciudades se expanden, los constructores pavimentan las llanuras aluviales y las tierras de cultivo, talan los bosques y canalizan los ríos, dejando las aguas pluviales que antes se filtraban al suelo sin ningún lugar adonde ir. El terreno perdido por la construcción de ciudades se ha duplicado en todo el mundo desde 1992. Cuando una ciudad aumenta el área de carreteras, aceras o estacionamientos en un 1 %, la escorrentía de aguas pluviales incrementa la magnitud de las inundaciones anuales en las vías fluviales cercanas en un 3,3 %. En las ciudades densamente pobladas, solo alrededor del 20 % de la lluvia se infiltra en el suelo, el resto se va por desagües y tuberías, algo que para Yu es una locura en lugares con escasez de agua. A principios de la década de 2000, un equipo de investigación y él crearon un mapa de Beijing que mostraba las zonas en alto riesgo de inundaciones, lo que denominó como el "patrón de seguridad ecológica". Su recomendación fue que este terreno debería permanecer sin urbanizar y ser utilizado para absorber aguas pluviales. Los funcionarios del Gobierno lo ignoraron. Pero luego, en julio de 2012, ocurrió el desastre. La tormenta más grande de Beijing en más de 60 años arrojó hasta 45 centímetros de lluvia en algunos lugares, inundando carreteras con un metro de agua de profundidad y llenando los pasos subterráneos. Yu apenas logró llegar a casa del trabajo.  Recuerda: "Tuve suerte. Vi a muchas personas abandonar sus coches". Casi 80 personas murieron, la mayoría ahogadas en sus vehículos, electrocutadas o aplastadas bajo edificios derrumbados. El daño se extendió a lo largo de casi 14.000 kilómetros cuadrados y causó daños por valor de 1.765 millones de euros. Yu sentencia: "La inundación de 2012 nos dio la lección de que el patrón de seguridad ecológica era un problema de vida o muerte". El cambio climático ha agravado estas amenazas. Con cada aumento de 1 °C, la atmósfera contiene un 7 % más de vapor de agua. Por eso, cuando las nubes se convierten en lluvia, llueve a cántaros. Mientras tanto, las áreas secas se vuelven más secas a medida que el aire más cálido evapora más agua del suelo y de las plantas. Ya hemos empezado a ver el impacto en el ciclo del agua. El verano y el otoño de 2021 trajeron inundaciones mortales a EE. UU., Alemania, Bélgica, India, Tailandia y Filipinas. Al mismo tiempo, la sequía, las malas cosechas y los incendios forestales asolaron el oeste de Estados Unidos, Siria, Guatemala, Grecia y Siberia. Las pérdidas económicas mundiales por inundaciones ascendieron de los 441 millones de euros anuales, de media en la década de 1980, a 67.097 millones de euros en 2020. En lo que respecta a la sequía, más de 2.000 millones de personas en todo el mundo ya viven con inseguridad hídrica severa o alta. Los investigadores predicen que a medida que continúe el calentamiento global, dos tercios de la población mundial, más de 5.250 millones de personas, experimentarán condiciones de sequía cada vez peores y más frecuentes. Estos recientes desastres han mostrado a muchas personas la verdad de lo que los científicos del clima llevan diciendo durante años: el cambio climático es un cambio relacionado con el agua. Menos de un año después de la tormenta de 2012, el presidente de China, Xi Jinping, anunció un programa nacional denominado "ciudades esponja" (porque una esponja absorbe agua y luego la libera lentamente). La idea de dar espacio al agua pasó de concepto marginal a misión nacional. En 2015, el Gobierno central inició proyectos de demostración en 16 ciudades, e incluyó 14 más en 2016. Cada proyecto cubría al menos 13 kilómetros cuadrados, aunque algunos eran más grandes, con el objetivo de retener el 70 % de la precipitación anual promedio hasta 2020. En noviembre de ese año, la emisora estatal de Televisión Central de China CCTV informó sobre la finalización de los 30 proyectos piloto, que estaban previniendo y mitigando desastres urbanos, aumentando los beneficios ambientales para las vías fluviales y reduciendo la contaminación del agua. La CCTV informó además que entre 2016 y 2020, el concepto de ciudad esponja se implementó en 90 ciudades a nivel provincial y se incluyó en los planes maestros para 538 ciudades. El nuevo objetivo apunta a que 100 ciudades con más de un millón de habitantes alcancen la captación de agua de lluvia del 70 % para 2030. Fotos: Dos vistas al parque de humedal del Templo Tongnan Dafo en Chongqing (China). Abajo, una estructura inspirada en el Templo Dafo. A la derecha, vista aérea del parque. En 2020, Chongqing sufrió la peor tormenta en 100 años, pero el paisaje protegió las granjas cercanas de las inundaciones. "Es, por supuesto, una historia de éxito", confirma el experto en gestión del riesgo de inundaciones urbanas del Instituto IHE Delft para la Educación sobre el Agua en los Países Bajos y profesor invitado de la Universidad del Sudeste de China, Chris Zevenbergen. Los informes del Gobierno chino hay que tomarlos con escepticismo, pero Zevenbergen reconoce que es moderadamente optimista de que la evaluación positiva se confirmará. Las ciudades esponja son parte de un movimiento mundial que recibe varios nombres: infraestructura verde en Europa, desarrollo de bajo impacto en Estados Unidos, diseño urbano sensible al agua en Australia, infraestructura natural en Perú, soluciones basadas en la naturaleza en Canadá. En contraste con la gestión industrial, en la que las personas confinan el agua con diques, canales y asfalto y la empujan fuera de la tierra lo más rápido posible, estos enfoques más recientes buscan recuperar la tendencia natural del agua a permanecer en los humedales y llanuras aluviales. A Yu le preocupa que China pueda estar aplicando un enfoque estándar a las ciudades esponja: "Cada paciente necesita una solución diferente". Debido a ese denominador común, he llegado a pensar en ellos colectivamente como movimiento "Slow Water". Al igual que en el movimiento Slow Food, las soluciones se adaptan a la ecología, al clima y a las personas locales. Los proyectos más ambiciosos de Slow Water implican la conservación o restauración de humedales, llanuras aluviales de ríos y bosques de montaña, salvaguardando simultáneamente el almacenamiento de carbono y protegiendo los hogares de las plantas y animales en peligro. Pero también hay pequeños proyectos urbanos, encajados entre los edificios o en estrechos pasillos a lo largo de las calles. En abril de 2018, en un día con una calificación de contaminación del aire "muy alta", visité a Yu en la sede de Turenscape en Beijing. Este hombre delgado y fuerte con ojos astutos y canas en las sienes, me explicó que su pasión por reparar la relación de los humanos con el agua proviene de su infancia durante los años de Mao, que pasó en una comuna agrícola en la provincia de Zhejiang al suroeste de Shanghái (China). Como el más joven de cinco hermanos, pasó sus días observando la "sabiduría campesina" china para el manejo del agua, técnicas que se habían practicado durante miles de años. Para hacer frente a la escasez de agua, los agricultores mantenían pequeños estanques y bermas para ayudar a que la lluvia se infiltrara en el suelo, almacenándola durante los días secos. El arroyo estacional junto a su aldea crecía y bajaba con las estaciones. Y recuerda: "Para mí, la inundación era un momento de emoción porque los peces venían al campo y al estanque". Pero a medida que el país se urbanizaba, los chinos abandonaron ese conocimiento y siguieron el camino occidental. Yu cree que deberían recuperar ese espíritu: "Tenemos que hacernos amigos de las inundaciones". Ha convertido Turenscape en un imperio, con 600 empleados en tres oficinas. La compañía tiene más de 640 proyectos terminados o en curso en 250 ciudades chinas y en otros 10 países. Turenscape también publica la revista Landscape Architecture Frontiers, tanto en chino como en inglés, y apoya a los estudiantes de máster, doctorado y posdoctorado que investigan hidrología o ecología, o miden la eficacia de los proyectos terminados. Como fundador y decano de la Facultad de Arquitectura y Paisaje de la Universidad de Pekín (China), Yu también ha enseñado periódicamente en la Universidad de Harvard. Da conferencias regularmente en el Ministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano-Rural, y su libro publicado en 2003 Cartas a los líderes de China: Kongjian Yu y el futuro de la ciudad china va por su decimotercera edición. Otros países han pedido su asesoramiento: México, por ejemplo, espera que Yu pueda ayudar a resolver los problemas de agua de la Ciudad de México, que son similares a los de Beijing. Al planificar un proyecto, los diseñadores primero deben averiguar qué hacía el agua antes de que se construyera la ciudad. En una gran sala blanca en las oficinas de Turenscape, hombres y mujeres jóvenes ocupan escritorios separados por una jungla de plantas, concentrados con gran atención a esa pregunta. Construyen modelos de cómo se comporta el agua dentro del entorno construido, teniendo en cuenta la ecología, geología, hidrología y la cultura específicas de cada lugar, una especie de geografía computacional. Esos datos permiten a Yu y a otros practicantes de Slow Water modelar cómo la reorganización del terreno y del espacio disponible afecta de diversas maneras la forma en que el agua fluye y se ralentiza. Yu se ha convertido en una especie de héroe para los jóvenes arquitectos paisajistas. Nos acompañaba a varios sitios su empleado Geng Ran, que desprende una intensa ilusión por trabajar para él. A lo largo del día, no parábamos de trotar detrás de Yu mientras él se adelantaba. "Él es así siempre", admitió Geng, riendo. A pesar de que Yu conserva los valores de un agricultor, es un hombre de la China moderna. Compró y renovó un edificio en uno de los pocos barrios históricos que quedaban en Beijing, convirtiéndolo en un club privado para los compañeros graduados de la Universidad de Harvard, políticos de Beijing y otros agentes de poder. Eso está en consonancia con su modus operandi, según el profesor de arquitectura y tecnología del paisaje de la Facultad de Diseño de la Universidad de Harvard Niall Kirkwood, que conoce a Yu desde hace muchos años. Kirkwood explica que Yu es un animal político y que eso, junto con su visión y ambición, explica su éxito. Esa noche tuve la oportunidad de observar a Yu en su hábitat natural. Nos acompañó a Geng y a mí al club por unas puertas de metal grabadas y atravesando el patio, donde el tradicional suelo de piedra había sido sustituido por un vidrio grueso. Luego nos hizo bajar unas escaleras hasta una enorme mesa debajo de ese suelo transparente. Mientras estábamos sentados en sillas ornamentadas y talladas bebiendo zumo de pepino de color verde claro, yo observaba la Luna. Los ministros de finanzas también estaban en el club, y Yu rotaba entre nuestras mesas. Antes de irnos, me dio un recuerdo: un libro pesado titulado  Ecologías diseñadas: la arquitectura del paisaje de Kongjian Yu. Después de la cena, su conductor nos llevó en una furgoneta nueva de marca Mercedes a mi hotel, donde Yu salió a caminar hasta su casa, su rutina diaria. Una semana después, visité uno de los proyectos en curso de Turenscape: Yongxing River Park, ubicado en Daxing, un lejano barrio de Beijing. Las imágenes de satélite de "Antes" de hace tres años mostraban un río enderezado y confinado por empinados muros de hormigón. Las imágenes de "Ahora" estaban repletas de edificios alrededor de un camino serpenteante más generoso para el agua. El proyecto estaba casi terminado cuando lo vi. El parque de aproximadamente cuatro kilómetros de largo y quizás dos calles de ancho, sigue el río. Los trabajadores retiraron el hormigón a lo largo del canal del río y excavaron para ensanchar el lecho del río. Luego, lo que sacaron se moldeó en una gran berma que recorría el centro, creando dos canales. El río fluye por un lado; el otro canal tiene grandes orificios de diferentes profundidades que sirven como piscinas de filtración. Durante la estación seca, el lado de filtración se llena con vertido parcialmente limpiado de una planta de tratamiento de aguas residuales. Las plantas de los humedales en las piscinas lo limpian aún más, y el ritmo lento permite que algo de agua se filtre bajo tierra. Durante la temporada de los monzones, ese canal se reserva para las inundaciones y el vertido se trata de forma industrial. Geng y yo caminamos por un estrecho sendero de cemento encima de la berma central. Muchos de los diseños de Turenscape cuentan con pasarelas como esta, que se elevan por encima de los humedales, para que las personas puedan entrar durante todo el año y apreciar los cambios de una temporada a otra. Las riberas más amplias, recién liberadas del hormigón, están salpicadas de miles de pequeños juncos plantados estrechamente para sostener la tierra, como un paisaje puntillado. Pasamos al lado de los sauces jóvenes, esa planta originaria de los arroyos que puede sobrevivir a las inundaciones. En otros lugares, las cañas, el liriope enano y otras plantas autóctonas estabilizan el suelo. Turenscape utiliza principalmente plantas típicas de cada lugar en sus diseños porque prosperan con el agua, el clima y los nutrientes disponibles. En el verano de 2020, durante las fuertes lluvias de verano, Yu me envió fotos del parque del río Yongxing. Los árboles y la hierba habían crecido considerablemente desde mi visita. El canal llevaba mucha agua, pero no estaba ni cerca de desbordarse. Turenscape aún no tiene datos sobre la capacidad de inundación, la tasa de infiltración o los servicios de limpieza de agua de Yongxing, pero Yu calificó su gestión del monzón de ese año como un "gran trabajo". Puede resultar difícil concebir la posibilidad de hacer espacio para el agua en un área poblada, pero es posible. Aprovechar el espacio en las zonas más allá de los suburbios en crecimiento como Daxing es un método. Otro es dejar de construir sobre humedales protectores y hábitats costeros, ya que se trata de una capacidad de absorción que se desperdicia continuamente. Otras opciones para hacer espacio para el agua y reducir las futuras pérdidas se encuentran incluso en los centros de las ciudades, donde los edificios se derriban con más frecuencia de lo que la gente cree. Los desastres también pueden ser un catalizador, como cuando los gobiernos usan fondos de emergencia para comprar y eliminar edificios inundados y convertir el área en un parque absorbente. Los antiguos sitios industriales ya limpios también pueden ofrecer mucho espacio, a menudo junto a los ríos. Otras técnicas para incorporar agua en ciudades compactas incluyen jardines con sistema de biofiltración (zanjas bordeadas de plantas del agua), estanques de infiltración, jardines de lluvia y pozos de filtración. Cuando el espacio humano no es negociable, los diseñadores a veces usan pavimento permeable y techos verdes que pueden absorber agua. Yu ha convertido su casa, un dúplex que comparte con su hermana, en un laboratorio viviente para algunas de estas técnicas. En el pasillo hay fotos de su familia en la granja, de Yu con su mentor de la Universidad de Harvard, de Yu con dos presidentes chinos. Entre los apartamentos, construyó una pared viva de piedra caliza porosa. El agua captada por el techo gotea por esa pared, de la que brotan helechos culantrillos y filodendros. El muro verde enfría las dos casas lo suficiente para no necesitar el aire acondicionado, aunque admite que hace un poco de calor en verano. Las plantas en las terrazas de los dormitorios se riegan con la lluvia recogida en el techo y se almacenan en depósitos debajo de los lechos de plantas elevados. Yu cuenta con orgullo: "Recolectamos 52 metros cúbicos de aguas pluviales [anualmente] y cultivo 32 kilogramos de vegetales". Sus esfuerzos también reducen la escorrentía del techo de su edificio y disminuyen el uso personal de agua de las fuentes de la ciudad. Aunque la iniciativa de las ciudades esponja de Xi se basa en principios que reflejan sus propias ideas, Yu teme que, en algunos casos, China lo esté haciendo mal. El país a veces ha utilizado soluciones estándar para otros programas, destaca Yu, pero para que las ciudades esponja tengan éxito, cada proyecto debe ser específico para cada lugar. Según sus propias palabras, "cada paciente necesita una solución diferente". Las lluvias monzónicas en China han sido intensas los últimos veranos, desafiando no solo la infraestructura existente, como las presas (varias de las cuales han fracasado o estaban a punto), sino también las incipientes ciudades esponja. En el verano de 2021, una ciudad del proyecto piloto con una población de alrededor de siete millones de habitantes, Zhengzhou (China), sufrió inundaciones significativas cuando cayeron más de veinte centímetros de lluvia en una hora y casi 300 personas murieron, lo que llevó a algunos a dudar si las ciudades esponja funcionaban bien. Zevenbergen señala que es posible que los diseños se deban modificar para adaptarse mejor a las necesidades locales. Pero el factor más importante puede ser que las intervenciones simplemente no son lo suficientemente ambiciosas . Absorber el 70 % de la lluvia en 13 kilómetros cuadrados de una ciudad que se extiende por 7.500 kilómetros cuadrados no evitará las inundaciones. Los proyectos de Slow Water funcionan mejor cuando pueden absorber agua en todo el paisaje, por lo que los planificadores deben pensar más allá del territorio urbano. Una ciudad es parte de una cuenca hidrográfica más grande. Restablecer el espacio para aguas arriba en las llanuras aluviales naturales de los ríos puede reducir los niveles de aguas abajo. Yu también está trabajando duro en esto. Está creando un plan maestro de paisaje para toda China. En su oficina, me mostró una serie de mapas que documentan la elevación, las cuencas hidrográficas, los caminos de las inundaciones, la biodiversidad, la desertificación, la seguridad ecológica, la erosión del suelo y el patrimonio cultural de China. A medida que se extiende la urbanización, que los estuarios y deltas se sedimentan, que el agua comienza a moverse de manera diferente a través de los paisajes y zonas urbanas, Yu identifica los lugares donde sus proyectos tendrán el mayor impacto. Y concluye: "Esta es la filosofía para cuidar el paisaje continental. Es hora de ampliar la escala". *Erica Gies es periodista para Victoria, la Columbia Británica y San Francisco (todas en EE. UU.). ## Vía: https://www.technologyreview.es/s/13902/el-arquitecto-que-promueve-inundaciones-para-resolver-la-crisis-del-agua --- gopher://b1ch0.xyz