Texto-plano ======================================================================= Revista digital 02 | xx ----------------------------------------------------------------------- xx | La casa chorizo de los Mundos Ocultos ENTeler ----------------------------------------------------------------------- La casa chorizo de los Mundos Ocultos ///////////////////////////////////// Por ENTeler Me despierto en el armario de los abrigos. Está oscuro y rebosa de gente. Busco a tientas el picaporte, rozando prendas, botas y gente que parece dormir. ¿Esto es un sueño?. Caigo de invitado a un lugar desconocido. Abro la puerta, cruje, y me encuentro en un living. Una chimenea de piedra en la pared norte, un sofá acogedor y mullido completan la sala de estar. A través de las ventanas del sur, se extiende una pileta cristalina que da a los jardines. Parece que este lugar es un rancho californiano en Palo Alto. Pero ahora parece mas una casa chorizo regenteada por okupas. Como la canción, voy de la cama al living, de habitación en habitación, yendo al sur, al norte, al sur, al noroeste, y subo hasta que llego al dormitorio principal. Parece que he activado la alarma antirrobo; achicharra estridentemente: - <<< bip >>> <<< bip >>> <<< bip >>> - cada vez con más frecuencia hasta que me interrumpe, interfiriendo con mis deseos. El pitido se desvanece al salir, resonando por los pasillos de la mansión donde alguna vez habitó gente. Y aún viven, de una forma u otra, como debe ser. Mis piernas se mueven respondiendo a indicaciones: "ir al sur", "ir al norte", "ir al noreste", "ir al oeste". Hasta que la virtualidad concluye. Cuesta acostumbrarse a la casa de LambdaMOO. El servidor se apaga: la mansión es - solo y bastante - código fuente. Programación Orientada a Objetos Desde que la Internet era joven -antes que Google, antes que Fotolog, antes que Hotmail- existe LambdaMOO. No había imágenes: los jugadores y la máquina respondían al texto, y debía poner su imaginación o sus CPUs a volar. En el verano de 1990, Pavel Curtis era un joven investigador en el Xerox PARC. Trabajaba en el venerable campus del laboratorio de investigación tecnológico, un edificio espejado en la ladera de una sierra donde se estudiaban compiladores y la semántica formal del cómputo. En su tiempo libre -como mucha gente con acceso a un ordenador en aquella época- despuntaba los inicios de Internet, la red de datos que deseaba contenerlo todo. No podía dejar los grupos de noticias Usenet: eran grupos de correo electrónico dedicadas a todos los misterios del mundo en línea. Revisó una lista interminable de títulos y dio con uno que le llamó la atención. Hacía referencia a "MUD". Nunca había visto la sigla. "Probablemente sea alguna estupidez", pensó, "uno de esos grupos de noticias que crea algún loco raro de la Internet que quiere divertirse". "¿Será por la lucha en el lodo?" ("mud" es barro en inglés), ¿o alguna "sociedad de apreciación de la tierra mojada"? Seleccionó el enlace en la pantalla ámbar, y se suscribió. Incluso en sus inicios, Internet estaba poblada de subculturas por descubrir, y estar al pedo es otro sinónimo putativo de la vida en las redes. Cuando le empezaron a llover los mensajes del diálogo electrónico solicitado, no tardó en percibir tres cosas. Primero, los participantes de la lista de correo electrónicos se encontraban tan absortos por el tema en cuestión, que no sentían la necesidad de explicárselo a los demás (algo bastante común en línea, incluso al día de hoy). Segundo, el MUD no tenía nada que ver con la tierra empapada. Y tercero - fuera lo que fuese - "aproximadamente la mitad de los participantes pensaba que era un juego, y la otra mitad discrepaba, a los gritos y a las puteadas". MUD significa "Mazmorra Multiusuario" o "Dominio Multiusuario", y es casi imposible describirle a un usuario moderno de computadoras el sentido de ello, ya que si bien los MUD representaron alguna vez el 10% del tráfico de Internet, su dominio fue arrasado por la llegada de la Web visual con hipervínculos y basada en páginas. Para cualquiera acostumbrado a las imágenes descollantes y a las interacciones a través de tappear con el dedo, cualquiera de las explicaciones suena disparatada: "un MUD es una realidad virtual basada en texto". "Un MUD es una sala de chat construida mediante conversaciones". "Un MUD es Calabozos y Dragones de alcance global". "Un MUD es un mapa de sentidos creado por medio de palabras". El escritor de ciencia ficción Philip K. Dick definió una vez a la realidad como "aquello que, cuando dejas de creer en ello, no desaparece", y si partimos de tal sentir, un MUD es un lugar real. Pero realmente un MUD no es más que una pantalla de texto que se refresca mientras los usuarios describen, y habitan un lugar a partir de palabras. Quizás por eso tal vez sea más fácil describirlo. Nos vemos en el armario de los abrigos. Según mi ambiente computacional, el ropero aparece declarado en la consola de la Terminal (hago telnet a lambda.moo.mud.org 8888, y el programa de comunicaciones me conecta desde la máquina de texto-plano.xyz al servidor LambdaMOO, situado en el estado de Washington de los EE.UU). Cuando se me solicita, tecleo: connect guest Y esto me permite entrar a la casa. En mi pantalla aparece una stanza nueva, que en castellano diría: ``` *** Conectado *** El Armario de Abrigos El armario es un espacio oscuro y estrecho. Parece estar muy lleno; te encuentras constantemente con lo que parecen abrigos, botas y otras personas (aparentemente durmiendo). Algo útil que has descubierto en tus torpezas es un pomo metálico a la altura de la cintura que encaja en lo que podría ser una puerta. ``` Ya estuvimos aquí antes. Cuando busqué a tientas en la oscuridad, lo que hice fue escribir "Open Door" ("Abrir Puerta"), e inmediatamente debajo de la descripción del armario de abrigos apareció un nuevo párrafo titulado "La Sala de Estar": ``` Aquí es muy luminoso, abierto y espacioso, con grandes ventanales que dan al sur, sobre la piscina y los jardines que se extienden más allá. En la pared norte, hay una chimenea de piedra tosca… ``` Prácticamente cada sustantivo da lugar a una descripción propia, que se pueden invocar con el comando "examinar". Por ejemplo, "examinar chimenea" desencadena un listado con los objetos dejados en la repisa por los usuarios durante los últimos 20 años: un reloj cucú, una brújula, una joya de cristal, una fotocopia arrugada, la llave de las Puertas del Cielo. Estos, a su vez, dan lugar a una multitud de historias. Todos deben pasar por este Armario de Abrigos la primera vez que visitan LambdaMOO; entran a la Sala de Estar a través de un ropero como si de Narnia se tratase. Entre las habitaciones textuales y los objetos por explorar, puede darse con algo distintivo: un flujo de palabras cada vez más endemoniado, el chat fluido y en tiempo real de los demás usuarios de LambdaMOO. Así es un Dominio Multiusuario: una sala de chat y un mundo a la vez, un lugar donde contar sustituye al existir. En cuanto Pavel Curtis comprendió este significado real del MUD, con el concurso de otro programador comenzó a modificar el código fuente. Para ello usaban un potente modelo de programación orientada a objetos. Aprovechando su estación de trabajo en el PARC levantó su propio servidor MUD y lo llamó LambdaMOO. "Lambda" por su apodo personal y MOO, por un acrónimo recursivo (algo que los programadores parecen disfrutar especialmente), abreviatura de "MUD, Orientado a Objetos". ### "Parece que aquí hay Pueblo". LambdaMOO se veía diferente de los primeros MUD. Aquellos fantasías de ribetes tolkienianas eran juegos de programar y matar, destinados a los nerds adeptos al Calabozos y Dragones con acceso al mainframe (principalmente estudiantes universitarios estadounidenses), que podían destilar cómputo de potencia cuando casi nadie lo hacía. LambdaMOO en cambio representó uno de los primeros MUD sociales - donde la gente que se reunía lo hacía principalmente para representar una sociedad - y lo que Curtis cree que podría haber sido "uno de los primeros MUD dirigidos por un adulto". Con el correr del tiempo, hubo MUDs posmodernos para teóricos del cómputo, MUD para niños, MUDs ciberpunk rigurosamente detallados, MUDs para académicos de los medios inspirado en una conferencia del Media Lab del MIT, un MUD para actores, MUD para trekkies (por supuesto). Pero todos estos eran mundos construidos -como aquel proverbial castillo en la nube- por magos dedicados. Al menos, Magos UNIX. Las miles de personas que han pasado por LambdaMOO desde que Curtis levantó el servidor han impregnado la casa de su propia vida textual. Elaboraron mundos escondidos intramuros, por todas partes. Si nos sumergimos en la piscina, podríamos encontrarnos explorando una gruta subterránea llena de reliquias antiguas; si tocamos la rejilla de la cocina podríamos terminar -como me sucedió- perdido entre la tubería de la calefacción. Los jugadores pueden aventurarse en un viaje en globo, o convertirse en electrones y viajar por el circuito de válvulas termoiónicas de un viejo televisor, tener aventuras detectivescas en un microcosmos puebleril alpino encerrado en una bola de nieve que descansa sobre una mesita ratona. Las pueriles máquinas de Rube Goldberg -aquellos mecanismos donde lo simple se vuelve complejo- parecen dar sentido a un fin en si mismo. Pavel creó el metaverso textual en un granero con un par de hackers australianos que conoció en un MOO en la Universidad de Berkeley, alojándolo en una Sun Microsystem apodada "BELCH". Como modelo eligió un lugar que Curtis conocía lo suficientemente bien como para poder reconstruirlo de memoria: su propio hogar, un edificio de dos plantas de estilo Rancho Californiano, en Palo Alto el cual compartía con quien por entonces era su novia, Judy Anderson. Muchos participantes, cientos, miles, se logueaban a través de la primigenia Internet, convirtiéndola en un suceso. Cuando un escritor que había pasado casi un año habitando el LambdaMOO visitó la casa real de Curtis, no pudo evitar la sensación de que era la copia, no la original. "Aquí todo está fuera de lugar", describió, "desorganizado, como cuando un recuerdo de tu vida consciente se vuelve parodia de sí mismo cuando duermes". Era la entrada: la entrada principal de LambdaMOO es un objeto de la propia casa, un punto débil donde las idiosincrasias del edificio real se filtran en el código. En el MOO, hay que dar un paso para ir de la sala a la cocina; a través del recibidor, se necesitan tres para volver. Este delirio no puede ser más que un reflejo del comando Open Door, sinónimo de un loquero. En LambdaMOO es tan común como lo es el inbox para un pegoteado al smartphone, pero aquí los habitués empujaban a los invitados a la cocina en broma. Pero Judy se sintió como en casa en la casa virtual de inmediato. En la casa de Palo Alto, la puerta principal daba a un pasillo igualmente ilógico. "Las entradas de norte a sur no están bien alineadas, y en la casa realmente se sentía así", explica Judy, y Pavel coincide: "Juro por Dios, la casa real parecía así: las puertas están desalineadas de tal forma que si estás sentado en la sala, la cocina simplemente no se ve". La alarma antirrobo es un puzzle, un objeto interactivo programado en la computadora para dar respuesta a una combinación de comandos y condiciones: al activarla, uno se topa con una secuencia autónoma de eventos textuales. Escribiendo comandos en una ventana frenética, uno puede echar a correr, a cambio de órdenes más rápidas y cortas: "e", "ne", "se", "w". Judy Anderson apreció el detalle, ese era su estilo... En los inicios de Internet las zonas más acogedoras de solían dar esa impresión porque estaban inspiradas en lugares conocidos e historias personales, construidas por amigos de la vida real, colegas de Internet y, ocasionalmente, ex-parejas. ## Como en la shell misma En Stanford, Judy ofrecía clases particulares a sus compañeros de primer año sobre el TOPS-20 del mainframe DEC PDP-10 de la universidad, tan solo tres semanas de clases. Antes de que Stanford ofreciera una licenciatura en informática, había estudiado filosofía de los sistemas formales y lógica. Solía conectarse a Internet desde un terminal compartido en su laboratorio de informática, luego desde el laboratorio de IA de Stanford -donde trabajaba manejando la copiadora de cintas magnéticas- y finalmente desde el trabajo que ocupó en Hewlett-Packard antes de matricularse en el nuevo programa de maestría en informática de Stanford. Había conocido a Pavel Curtis en un baile de cuadrilla. Judy Anderson y Pavel Curtis compraron la casa en Palo Alto en 1986, con su amigo Ken Olum. La aprovecharon al máximo y más, ofreciendo fiestas, noches de juegos, y experimentos locos. Fiel a cierto estilo de vida de la costa oeste, se paseaban en bicicleta por la casa, dejando su ropa en el ropero (durante un tiempo vestirse era opcional). Disfrutaban nadando y jugaban a caminar por la piscina, pero tras unos años de convivencia festiva, Anderson le anunció a Curtis que ella y Olum se mudaban juntos a Massachusetts. En 1988, vendió su parte de la casa a una amiga -quien se mudó con Curtis y su nueva pareja, otra chica a la que también había conocido bailando cuadrillas-. Tanto poliamor no mató la amistad, y en sus viajes de negocios de vuelta a California, Judy seguía alojándose en la casa. Fue en uno de esos viajes -en noviembre de 1990- que Pavel le mostró el MUD que había empezado tras su ruptura. Casi de inmediato, Judy empezó a agregarle mas objetos al código. Trabajaba a distancia para una empresa de software en California, pero pasaba sus horas de vigilia ante la estación de trabajo, modeando el MUD. Terminó el dormitorio principal y añadió habitaciones contiguas, la piscina, un jacuzzi -el corazón de la vida social de LambdaMOO-, un laberinto subterráneo, una peluquería y el "Hacker Paradise", un lugar de reunión. A la creación, le incorporó la fascinación por los rompecabezas espaciales. Incluso incorporó una motocicleta al garaje, plantó un árbol en el exterior y ejerció de "madre de MOO" para la creciente comunidad de usuarios de Lambda. >Los puzzles más complejos de LambdaMOO (incluida la alarma antirrobo) >aparecen firmados con el alias de MOO de Anderson, yduJ. Anderson ríe al recordar la alarma. "Cuando compramos la casa, tenía un sistema de alarma", dice. "Todavía no lo habíamos desconectado... y un invitado se mandó una, y la alarma se activó. Estuvomos un rato largo con destornilladores, intentando desactivar la condenada alarma". Antes de que LambdaMOO contuviera el universo, era una casa estilo rancho en California compartida por tres programadores y sus compañeros de piso. La versión virtual desafiaba la física, pero seguía siendo un hogar, lleno de recuerdos. Con el tiempo, Pavel Curtis abandonó LambdaMOO, y no la visitó por más de 20 años ("No pude volver atrás"). Pero la locuaz Judy Anderson sigue conectándose. Cuando me conecté, consulté la bitácora de logueados y tenía unos 50 usuarios activos, y Anderson, la Maga Unix, no dudó en hablarme. Dice reconocer sólo media docena de nombres. Si no está allí para reunirse con amigos, le pregunto, ¿por qué sigue volviendo a esta casa chorizo electrónica? El lugar es como un museo telemático. Anderson conserva algunas funciones magistrales - por ejemplo, abrir nuevas cuentas a turistas como yo -, pero la verdadera razón por la que se queda, es porque le resulta cómodo. LambdaMOO no la distrae como otras redes sociales basadas en empresa: hoy, puede dejar una ventana abierta en segundo plano, como un espejo vivo de un lugar al que alguna vez llamó hogar. "Tengo una ventana", dice simplemente. "Y ahí está, conmigo dentro". -----------------------------------------------------------------------