Operaciones aéreas japonesas sobre Nueva Guinea durante la Segunda Guerra Mundial Autor: Hiroyuki Shindo {1} Desde febrero de 1942 hasta julio de 1944, las fuerzas aéreas de los Estados Unidos, Australia y Japón libraron una guerra de desgaste en Papúa, Nueva Guinea, el archipiélago de Bismarck y las Islas Salomón. Aunque este período comprende más de la mitad de la duración de la guerra en el Pacífico, de alguna manera parece que se presta más atención en la historiografía popular a otros aspectos de esa guerra, como las acciones de las flotas de superficie del Japón y los Estados Unidos. A pesar de ello, la campaña aérea en el Pacífico Sur fue de suma importancia, no solo para los cotendientes de todos los bandos involucrados en la lucha, sino también para el resultado de la guerra. Esto se debe a que fue sobre y alrededor de la isla de Nueva Guinea donde el ejército y la marina japoneses, y sus fuerzas aéreas, fueron detenidos, desgastados y finalmente rechazados. Dado que obviamente es imposible analizar todos los aspectos de esa campaña en un solo artículo, la siguiente discusión se concentra en los principales problemas estratégicos y operativos del bando japonés. También se centra en las operaciones aéreas japonesas sobre la isla principal de Nueva Guinea, aunque en realidad estas operaciones, vistas desde el lado japonés, estaban estrechamente relacionadas con las actividades realizadas en las Islas Salomón. {2} En términos generales, la campaña aérea japonesa sobre Nueva Guinea puede dividirse en cuatro fases. La primera fase fue la campaña ofensiva de la Armada japonesa contra Port Moresby, desde la primavera hasta el otoño de 1942. A continuación, desde principios de 1943 hasta junio de ese año, el Ejército japonés reemplazó a la Armada (cuyas fuerzas aéreas estaban cada vez más comprometidas con la campaña de las Islas Salomón) y luchó en una campaña que pretendía ser ofensiva pero que se volvió cada vez más defensiva por naturaleza. La tercera fase fue un breve período en el verano de 1943 en el que el ejército japonés asignó un papel más directivo a sus fuerzas aéreas en Nueva Guinea, solo para ver la mayor parte de esa fuerza destruida en un solo ataque aéreo. Finalmente, las fuerzas aéreas del ejército japonés libraron una campaña defensiva poco glamorosa durante aproximadamente un año, desde el verano de 1943, antes de que el ejército japonés se viera expulsado de Nueva Guinea y la guerra se trasladara a las Islas Marianas y Filipinas. Ocupación de Rabaul e inicio de operaciones aéreas contra Port Moresby {3} Cuando el ejército y la marina japoneses desarrollaron planes para una próxima guerra con los Estados Unidos y Gran Bretaña en 1941, las islas del archipiélago de Bismarck, en particular Nueva Bretaña, se incluyeron en su lista de objetivos desde el principio. Esto se debió a que los planificadores japoneses (especialmente los de la Marina) veían a Rabaul en Nueva Bretaña, con su excelente puerto natural, como una amenaza potencial para la isla Truk en el Archipiélago de las Islas Carolinas. Situado a sólo 1100 kilómetros de Rabaul, Truk daba albergue a la base más importante de la Armada japonesa en el Océano Pacífico central. Por lo tanto, la toma de Nueva Bretaña se hizo necesaria para proteger la base en Truk, y para asegurar Rabaul las islas circundantes también tuvieron que ser controladas. Si bien los principales esfuerzos del Ejército y la Marina estarían dirigidos al área suroeste del Pacífico, es decir, Filipinas, Malaya, Singapur, las Indias Orientales Neerlandesas y otras áreas circundantes que conformaron la llamada "Área de Recursos del Sur", tanto el Ejército como Por lo tanto, la Armada asignó unidades a operaciones en el Pacífico Sur. {4} En los planes que recibieron la sanción imperial el 5 de noviembre de 1941, se asignaba al Destacamento de los Mares del Sur del Ejército la tarea de apoderarse primero de Guam y luego de los aeródromos en las Islas Bismarck, con el fin de eliminar la amenaza que representaba el enemigo. Sin embargo, dado que la operación en el Pacífico Sur se consideraba responsabilidad de la Marina, las Fuerzas Especiales de Desembarco de la Marina debían hacerse cargo de la ocupación de Guam en el momento apropiado, tras lo cual cooperarían con el Ejército para ocupar Rabaul. Se especificó además que el Destacamento de los Mares del Sur sería reemplazado por las Fuerzas Especiales de Desembarco y se retiraría a las Islas Palau lo antes posible. La Cuarta Flota de la Armada, con base en Truk, sería responsable de apoyar las operaciones de Guam y Rabaul-Bismarcks. En consecuencia, el 22 de enero de 1942, las Fuerzas Especiales de Desembarco realizaron un asalto por mar a Rabaul, con el apoyo de aviones terrestres y portaaviones, y la ciudad fue capturada rápidamente. {5} Mientras se llevaban a cabo estas operaciones, el ejército y la armada japoneses, ante el éxito inesperadamente rápido de sus operaciones en Filipinas, Malaya y las Indias Orientales Holandesas, tuvieron que decidir sus próximos pasos. En pocas palabras, las opciones de Japón incluían continuar hacia el oeste hacia la India; invadiendo el continente australiano; invadiendo Nueva Guinea, las Islas Salomón, Fiji y Samoa, para aislar a Australia de los Estados Unidos; y conduciendo hacia el este hacia Hawái. El Alto Mando de la Marina quería invadir Australia, con el fin de eliminarla como trampolín potencial para una contraofensiva de los Aliados, pero el Ejército se opuso a esto porque requeriría un compromiso excesivo de material humano. Por lo tanto, la Marina se conformó con la opción menor. La Cuarta Flota, con la XI Flota Aérea (la fuerza aérea basada en tierra de la Armada en el teatro del Pacífico), recibió la orden de asaltar Lae, Salamaua en Nueva Guinea, Port Moresby en Papúa y las Islas Salomón. {6} En cumplimiento de esta estrategia, los cazas Zero del Cuerpo Aéreo de Chitose se trasladó a Rabaul el 31 de enero. Poco después, el 2 y 5 de febrero, los hidroaviones Kawanishi Tipo 97 "Mavis" del Cuerpo Aéreo de Yokohama bombardearon Port Moresby por primera vez, y la guerra aérea sobre Nueva Guinea se puso en marcha. El 9 de febrero, se ocupó Gasmata (en la costa sur de Nueva Bretaña) y se comenzó a trabajar en una pista de aterrizaje. Para llevar a cabo más operaciones, se creó el reciente 4º Cuerpo Aéreo, con una fuerza nominal de 27 cazas y 27 bombarderos. Fue puesto bajo el mando de la 25.ª Flotilla Aérea y su cuartel general estaba ubicado en Rabaul. El 24 de febrero, aviones del 4º Cuerpo Aéreo comenzaron a bombardear Port Moresby. {7} El 7 de marzo de 1942, el Alto Mando japonés decidió las operaciones que seguirían a las llamadas "Operaciones de primera etapa", cuyo objetivo era la ocupación de las Indias Orientales Neerlandesas y otras áreas del Área de Recursos del Sur. La segunda etapa de operaciones así adoptada requería la continuación de grandes operaciones ofensivas para asegurar una situación político-estratégica inmejorable a largo plazo, tras lo cual se tomarían medidas activas adicionales destinadas a obligar a Gran Bretaña a capitular y hacer que los Estados Unidos perdiesen la voluntad de luchar.1 Como parte de esta nueva estrategia, se tomó la decisión de continuar el avance en el área de las Islas Salomón y Nueva Guinea, con el objetivo de cortar eventualmente la ruta de suministro entre Estados Unidos y Australia. Por lo tanto, la decisión del 7 de marzo confirmó lo que ya se estaba ejecutando. Lae y Salamaua, en la costa nororiental de Nueva Guinea, fueron ocupadas el 8 de marzo. Dos días más tarde, el Cuerpo Aéreo de Tainan (una de las unidades de caza desplegadas en Rabaul como parte de la nueva estrategia) envió once de sus cazas Zero a Lae, que se convirtió en una base aérea adelantada muy concurrida.[2] {8} Hasta finales de julio de 1942, las unidades aéreas navales con base en Rabaul y Lae se involucraron intensamente en misiones de vuelo sobre la Cordillera Owen Stanley para atacar Port Moresby u otras bases aliadas en el macizo de Nueva Guinea. Tales operaciones consistían en misiones de bombardeo con escolta de cazas o barridos de cazas solos. Las unidades de combate japonesas en este momento también se mantuvieron extremadamente ocupadas interceptando ataques aéreos aliados en las bases japonesas. Esta fase de la guerra aérea se caracterizó por la ausencia de una clara superioridad por parte de ambos bandos. Aunque los australianos y estadounidenses a menudo perdían más aviones en batallas aéreas individuales, la fuerza aérea aliada no disminuyó significativamente. Por otro lado, los japoneses, aunque sufrieron menos pérdidas, fueron restigos de un lento declive en la calidad de sus fuerzas en la medida que perdían pilotos altamente capacitados y experimentados, que eran reemplazados por otros cada vez más bisoños. Este período fue, por lo tanto, algo así como quedar en tablas, ya que los japoneses no pudieron derrotar a las fuerzas aéreas aliadas lo suficiente como para expulsarlas de Nueva Guinea. El compromiso de las fuerzas aéreas del Ejército con el Pacífico Sur {9} La siguiente etapa en las operaciones aéreas japonesas sobre Nueva Guinea involucró el despliegue de las fuerzas aéreas del ejército japonés en la región. Luego que los estadounidenses desembarcaran en la isla de Guadalcanal del Archipiélago de las Islas Salomón el 7 de agosto de 1942, las fuerzas aéreas japonesas con base en Rabaul se trezaron en una operación a dos frentes. Por un lado se vieron obligadas a hacer esfuerzos cada vez mayores en las Islas Salomón, mientras continuaban su campaña contra Nueva Guinea (que todavía significaba principalmente Port Moresby). La batalla aérea en las Islas Salomón se libraría principalmente con aviones navales y - a medida que creciera este compromiso - las fuerzas aéreas del Ejército desempeñarían un papel más importante sobre Nueva Guinea. Artículo de colección C307154 Número de acceso: P02018.130 Los marines estadounidenses avanzan contra las posiciones japonesas con apoyo de tanques, tras el desembarco aliado en Guadalcanal, en las Islas Salomón, el 7 de agosto de 1942. {10} El contraataque estadounidense en Guadalcanal fue una sorpresa completa para los japoneses. En su estimación de la situación estratégica mundial en marzo de 1942, el Alto Mando japonés había concluido que los estadounidenses no montarían un gran contraataque antes de 1943. El 12 de agosto, los Altos Mandos del Ejército y la Armada acordaron que el desembarco estadounidense en Guadalcanal constituían sólo un movimiento táctico local, y la isla podría recuperarse fácilmente. Esta opinión comenzó a cambiar después de la Batalla del río Tenaru el 21 de agosto, cuando el Destacamento Ichiki del ejército japonés - a la sazón de unos 900 hombres - hizo el primer intento de retomar el campo Henderson y fue aniquilado casi al completo. El Alto Mando de la Armada japonesa comprendió entonces que se necesitaría más que una simple operación terrestre para retomar Guadalcanal, y que controlar el aire alrededor de la isla era un requisito previo para el éxito operativo. La Armada sintió, sin embargo, que por sí sola no podría hacer frente el despliegue necesario en términos de fuerzas aéreas, debido al ago desgaste de sus unidades aéreas en Rabaul. Por ello, a finales de agosto solicitó al Ejército que enviara algunas de sus fuerzas para reforzar el esfuerzo aéreo en la zona de las Salomón y Nueva Guinea.3 {11} El Ejército consideró la solicitud de la Marina y casi de inmediato la rechazó. En primer lugar, el Ejército no estaba dispuesto a realizar un compromiso importante en el área del Pacífico Sur, porque todavía sentía que su área de responsabilidad tradicional era el continente asiático, mientras que el área del Océano Pacífico era responsabilidad tradicional de la Marina. Este había sido el entendimiento desde el establecimiento del Ejército y la Armada japoneses a fines del siglo XIX, y aunque no existió un acuerdo formal por escrito a este efecto, las doctrinas, el entrenamiento, las tácticas, la estrategia y el equipo del Ejército y la Armada se basaron en él. . A lo largo de los años, las unidades aéreas del Ejército se habían preparado casi únicamente para librar una guerra con el enemigo tradicional de Japón en el continente, Rusia. El Ejército ni siquiera había considerado la posibilidad de realizar operaciones aéreas en el área de Nueva Guinea-Solomons y reconoció que no sabía casi nada sobre las condiciones geográficas, climáticas y de otro tipo del Pacífico Sur. El Ejército no solo era extremadamente reacio a comprometer su poder aéreo en tales circunstancias, sino que sospechaba que la Armada en realidad tenía fuerzas aéreas adicionales en áreas más tranquilas del Pacífico que podría comprometer al Pacífico Sur. {12} El Ejército respondió formalmente a la Armada a fines de agosto. Además de las razones expuestas anteriormente, el Ejército explicó que sus fuerzas aéreas estaban repartidas por toda Manchuria, China, Birmania y Sumatra, y además tenían que defender la patria japonesa de posibles amenazas del área del Pacífico Norte. Afirmó que no había personal ni aviones que pudieran reservarse para el Pacífico Sur. El Ejército también señaló que sus fuerzas aéreas habían sido entrenadas y preparadas para operaciones sobre tierra firme, y no estaban preparadas para realizar operaciones o despliegues sobre grandes extensiones marítimas, como sería el caso si estuvieran comprometidas con este nuevo teatro. Además, se mencionó que no existían rutas aeroterrestres hacia el frente del Pacífico Sur que las unidades aéreas del Ejército pudieran seguir, y que los aeródromos y otras instalaciones necesarias no estaban preparados para su adecuada operación. Por tales motivos no hubo acuerdo en esta etapa en lo referente al despliegue de las fuerzas aéreas del Ejército en el Pacífico Sur. {13} A mediados de septiembre, también fracasó un nuevo intento del Ejército de retomar el Campo Henderson, empeñando al Destacamento de Kawaguchi. Cuando comenzaron los preparativos para otro intento que involucraba a la 2.ª División, los planificadores del Ejército reconocieron ampliamentela necesidad de retomar el control del espacio aéreo circundante a las Islas Salomón. Gradualmente, la opinión dentro del Alto Mando del Ejército comenzó a inclinarse hacia el despliegue de las fuerzas aéreas del Ejército en la región. Para fines de octubre, la Sección de Operaciones del Estado Mayor General del Ejército presentó una propuesta para la asignación de dos Sentais (grupos aéreos) de caza y dos de bombardeo ligero para prestar apoyo a las operaciones del Ejército en Nueva Guinea. Sin embargo, esto solo pretendía ser una medida temporal para auxiliar a la Armada mientras sus unidades aéreas estaban comprometidas con la campaña de Guadalcanal. (De hecho, para entonces, las principales misiones de bombardeo de la Marina contra Port Moresby desde Rabaul habían cesado casi por completo, con excepción de las incursiones nocturnas de aparatos aislados, a medida que más y más aviones de la Marina eran absorbidos por la campaña de Guadalcanal). Tan pronto como se capturase Port Moresby, se pretendía que las fuerzas aéreas del Ejército fueran retiradas nuevamente. {14} El problema se resolvió poco después. A partir del 28 de octubre, Takushiro Hattori de la Sección de Operaciones, Estado Mayor del Ejército, visitó el frente Nueva Guinea-Solomons, incluido el cuartel general del XVII Ejército en Guadalcanal. Su informe del 11 de noviembre pedía, entre otras cosas, el despliegue de fuerzas aéreas del ejército en la región para recuperar la superioridad aérea. A mediados de noviembre, los Altos Mandos del Ejército y la Armada y el Gobierno elaboraron una estimación del futuro poder aéreo estadounidense que proyectó que los estadounidenses tendrían en el Pacífico Sur unos 11.000 aviones de primera línea del ejército y la marina para diciembre de 1942, y 24.500 para diciembre de 1942. 1943. Se reconoció que la necesidad más urgente que enfrentaba Japón era aumentar su poderío aéreo. {15} Ante la derrota inminente en Guadalcanal y los reveses en su avance hacia Port Moresby, donde las fuerzas japonesas habían comenzado a retirarse de Kokoda el 26 de octubre, el Ejército finalmente decidió enviar algunas de sus fuerzas aéreas al Pacífico Sur. El 18 de noviembre se firmó un "Acuerdo central del Ejército y la Armada sobre operaciones en el área del Pacífico Sur" donde la 6.ª División Aérea se comprometió con el frente de Nueva Guinea. Cabe señalar que esto fue solo un arreglo temporal para auxiliar las operaciones de la Armada, es decir, las unidades del Ejército serían "prestadas" hasta que las fuerzas aéreas de la Marina se recuperaran o se lograran ciertas condiciones de victoria (como la ocupación de Port Moresby). . Según lo estipulado en el acuerdo, sesenta cazas Nakajima Tipo 1 "Oscar" del 11° Sentai arribaron a Rabaul a través de Truk el 18 de diciembre y casi de inmediato se involucraron en operaciones de defensa aérea. Para fines de mes, estaban volando misiones contra objetivos en el territorio continental de Nueva Guinea, como Buna, incluso algunas de ellas como misiones conjuntas con aviones de la Marina. El 29 de diciembre, se ordenó el despliegue de unidades de bombarderos pesados ​​del Ejército desde Birmania a Nueva Guinea. Artículo de colección C196540 Número de acceso: P01097.017 Caza del EAjército Nakajima Ki-43 Tipo 1 Hayabusa, nombre en código "Oscar" para los aliados. {16} Seis semanas después, el 3 de enero de 1943, se firmó otro Acuerdo Central Ejército-Armada que designó las áreas de responsabilidad de las unidades aéreas del Ejército y la Armada. Las fuerzas aéreas del Ejército recibieron la misión de apoyar a las fuerzas terrestres en Nueva Guinea y proporcionar su defensa aérea y apoyar el transporte de suministros a Nueva Guinea. Las fuerzas aéreas de la Armada serían responsables de las operaciones aéreas en las Islas Salomón y de las operaciones aéreas en Nueva Guinea además de las asignadas al Ejército.4 {17} Si bien la decisión de retirarse de Guadalcanal se tomó a fines de 1942, el 4 de enero los Altos Mandos del Ejército y la Armada ordenaron continuar las operaciones en Nueva Guinea. El propósito de las operaciones de Japón en el Pacífico Sur era "asegurar una posición de superioridad". Lae, Salamaua, Wewak y Madang en Nueva Guinea debían ser fortalecidos u ocupados, y el área al norte de la cordillera Owen Stanleys debía ser asegurada para que pudiera funcionar como base para las operaciones dirigidas a Port Moresby.5 Los japoneses entonces tenían 164 aparatos del Ejército y 190 de la Armada en sus bases de Rabaul y sus alrededores. En esta etapa, por lo tanto, los japoneses habían decidido abandonar las Islas Salomón del sur, pero aún guardaban la intención de continuar operaciones ofensivas en Nueva Guinea, con el objetivo de capturar finalmente Port Moresby. {18} A partir de entonces, las operaciones aéreas japonesas sobre Nueva Guinea fueron realizadas principalmente por el Ejército, operando desde Wewak y otras aeródromos. Además de los bombardeos en las bases aéreas aliadas, las fuerzas aéreas japonesas también tuvieron que asumir misiones de apoyo terrestre (aunque nunca tan cerca como en el caso de las fuerzas aéreas y terrestres aliadas), patrullas aéreas de combate sobre sus propias bases aéreas y misiones de escolta sobre los transportes marítimos que operan alrededor de Nueva Guinea. Sin embargo, como fue el caso con la aviación de la Armada japonesa que operó contra Port Moresby a mediados de 1942, los japoneses nunca ganaron realmente la iniciativa en el aire y, en cambio, fueron presionados gradualmente a la defensiva. {19} Los japoneses eran muy conscientes de la fuerza cada vez mayor de los estadounidenses durante este período. A fines de enero de 1943, el ejército japonés estimó que la fuerza estadounidense en el área de Nueva Guinea era de 300 aviones, similar al componente del ejército y la marina japoneses. Sin embargo, estimaron que los estadounidenses estaban produciendo 4.000 aviones al mes, de los cuales el Pacífico Sur recibiría 480 (y el frente de Nueva Guinea al menos 80) aviones al mes. A juzgar que los estadounidenses sufrirían pérdidas del 50 por ciento mensuales, el ejército japonés proyectó que los estadounidenses tendrían 700 aviones en el área de Nueva Guinea para junio y 950 para septiembre. En comparación con esto, se proyectó que la fuerza combinada del ejército y la marina japoneses en el área de Nueva Guinea-Solomons aumentaría a 350 en junio posiblemente, pero no se esperaba que excediera ese número en ningún momento.6 Por lo tanto, los japoneses eran claramente conscientes de que si la situación actual continuaba, los estadounidenses alcanzarían gradualmente una superioridad numérica avasallante en 1943. {20} Después de que los japoneses se retiraran con éxito de Guadalcanal a principios de febrero de 1943, el siguiente revés importante que les sobrevino fue la Batalla del Mar de Bismarck del 2 y 3 de marzo de ese año. En esta acción, un convoy de transportes al completo que transportaba a la 51.a División y una gran cantidad de armas pesadas y suministros destinados al refuerzo de Lae, resultó hundido en el Estrecho de Dampier, junto con cuatro de los ocho destructores de escolta. Como resultado de este desastroso revés - ocurrido a pesar de que los japoneses habían proporcionado al convoy lo que creían que era una adecuada escolta de combate - los japoneses se vieron obligados a darse cuenta de que ya no podrían dirigir grandes convoyes de transporte en áreas donde los estadounidenses estaban en capacidad de operar sus bombarderos más o menos libremente. Esto plantearía problemas obvios para el suministro de las tropas japonesas en Nueva Guinea. Artículo de colección C296595 Número de acceso: P01275.016 Un caza japonés Zero se quema en el suelo en Lae después de un ataque de Beaufighters del Escuadrón 30, RAAF, el 4 de marzo de 1943. Los aviones aliados centraron sus ataques a los aeródromos enemigos en los días posteriores a la batalla del Mar de Bismarck, con el objetivo de garantizar que el poder aéreo japonés no impidiera la destrucción del convoy objetivo. {21} Luego de la Batalla del Mar de Bismarck, el Ejército reconsideró toda su estrategia de Nueva Guinea, incluida el prospecto de abandonar Nueva Guinea por completo y retirarse a una nueva línea defensiva. Sin embargo, esta opción no se adoptó porque las operaciones de la Armada - no solo en el área de Nueva Guinea sino también en todo el Pacífico Sur - se verían restringidas ante tal retirada por parte del Ejército. Además, no se preparó ninguna nueva línea defensiva a la que el Ejército pudiera retroceder con seguridad y, en cualquier caso, tal retirada solo expondría a Filipinas, Célebes y otras islas controladas por los japoneses en el Pacífico Sur a incursiones aéreas. Los estudios conjuntos del Ejército y la Armada llevados a cabo el 14 de marzo confirmaron esta política, y el Ejército continuó tratando de mantener sus posiciones situadas en Nueva Guinea.7 Mayor compromiso y destrucción de las fuerzas aéreas del Ejército {22} La derrota desequilibrada en el Mar de Bismarck fue un enorme impacto para el Alto Mando del Ejército, que se vio obligado a reconocer aún más la importancia del frente de Nueva Guinea para los esfuerzos de guerra de Japón, y que la situación allí era extremadamente crítica. Como resultado, el Ejército tuvo que reconsiderar su estrategia de Guerra en el Pacífico y decidió tomar un mayor compromiso sustancial con el área, tanto en lo referente al componente terrestre como aéreo. El 25 de marzo de 1943, se concluyó un "Acuerdo Central revisado entre el Ejército y la Armada", entre los Altos Mandos del Ejército y la Armada.8 En cuanto al Pacífico Sur, se acordó que el peso principal de las operaciones gravitaría en el frente de Nueva Guinea, es decir, la defensa de Lae y Salamaua y el fortalecimiento de las bases a lo largo de la costa norte del macizo, mientras que en las Islas Salomón se libraría una operación de aferramiento o retraso. El asalto a Port Moresby, aunque oficialmente seguía constituyendo un objetivo a largo plazo, a todos los efectos prácticos se abandonó, aunque todavía se hablaba en sordina para evitar dañar la moral de las tropas que luchaban en Nueva Guinea. {23} Como reflejo de esta estrategia revisada, el Ejército decidió fortalecer sus fuerzas aéreas en el área de Nueva Guinea. Anteriormente, el 18 de marzo, el Alto Mando del Ejército había decidido fortalecer sus fuerzas aéreas en el Pacífico Sur en general, comenzando con el reemplazo de las unidades de combate en la 6ª División Aérea. Las unidades recién asignadas fueron los Sentais 68 y 78 de la Brigada Aérea 14, que operaban con el caza Kawasaki Tipo 3 "Tony". Estas unidades comenzaron a llegar a Rabaul a fines de abril y se desplegaron debidamente en Nueva Guinea. El 2 de abril, el Ejército decidió además enviar al frente de Nueva Guinea - entre otras unidades - al 13º Sentai (que desplegaba el caza bimotor Kawasaki Tipo 2 "Toryu") y el 24º Sentai (volando el venerable "Oscar"). Estas unidades comenzaron a llegar a Rabaul en la segunda quincena de mayo. Artículo de colección C237766 Número de acceso: 129685 Caza Kawasaki Ki-61 "Tony". Artículo de colección C22594 Número de acceso: AC0190 Kawasaki Ki-45 de ataque terrestre pesado y caza nocturna. Conocido como Toryu (asesino de dragones) por los japoneses, los aliados lo apodaron "Nick". Esta máquina tiene marcas americanas, habiendo sido capturada y restaurada con fines de evaluación técnica. {24} La situación viró aún más cuando los japoneses descubrieron que los aliados estaban construyendo aeródromos en las tierras altas de Nueva Guinea, en Mount Hagen y Bena-Bena, lo que amenazaría los aeródromos japoneses en Madang y Wewak. Inmediatamente se planificaron operaciones terrestres para hacer frente a estas nuevas amenazas. Como medida adicional, se decidió enviar a Nueva Guinea la 7.ª División Aérea, que era una formación relativamente nueva, formada a finales de enero de 1943. Anteriormente había estado asignada a aeródromos secundarios en el este de Java, Timor y otras islas del las Indias Orientales y - junto con la defensa de esta área - se había previsto llevar a cabo ataques aéreos en el área de Port Darwin. Sin embargo, para hacer frente a la situación extremadamente apremiante en Nueva Guinea, se le ordenó su despliegue en Wewak el 19 de junio. {25} Por lo tanto, en la primavera y el verano de 1943 el ejército japonés se hallaba ocupado desplegando nuevas unidades aéreas en el frente de Nueva Guinea. Si bien el movimiento real de estas fuerzas se vió retrasado debido a la insuficiente preparación de las bases de Nueva Guinea - entre otros motivos - la fuerza aérea del Ejército resultó reforzada - al menos en los papeles - durante este período. El Ejército realizó otro cambio organizativo durante este período, al crear el Cuarto Ejército Aéreo para ejercer el mando general sobre las Divisiones Aéreas 6 y 7. Este nuevo ejército aéreo se formó a mediados de junio y su cuartel general comenzó a desplegarse hacia Rabaul del 25 de julio al 10 de agosto. {26} Estos movimientos fueron importantes porque indicaron un cambio en la postura del Ejército con respecto a sus fuerzas aéreas en el área de Nueva Guinea. Hasta entonces, el Ejército había considerado sus fuerzas aéreas en el Pacífico Sur como una medida temporal, un respaldo a los esfuerzos de la Marina en la región. Sin embargo, durante la primavera y el verano de 1943, el ejército llegó a reconocer plenamente que la defensa del norte de Nueva Guinea contra el avance aliado era su responsabilidad y comenzó a desplegar fuerzas aéreas adicionales desde Manchuria y otros lugares al frente de bataslla de Nueva Guinea. Eventualmente, aproximadamente una cuarta parte de las fuerzas aéreas del Ejército resultarían comprometidas en el Pacífico Sur. Teniendo en cuenta que la mayoría de estas unidades eran las mejores con las que contaba el Ejército y se verían sometidas a pérdidas que rondarían un 50 por ciento mensual, sin duda este fue un compromiso importante por parte del Ejército.9 {27} Como se mencionó anteriormente, se ordenó a la 7ª División Aérea que se desplegara en Nueva Guinea el 19 de junio de 1943. Las principales unidades de la 7ª División Aérea que se transfirieron en ese momento fueron el 59.º Sentai (cazas), el 5.º Sentai, el 7.º Sentai (bombarderos pesados) y 61.º Sentai (cazas modernos). Mientras que el Octavo Ejército del Área, que comandaba las fuerzas terrestres y aéreas del Ejército en la región de las Islas Salomón y Nueva Guinea, quería que el despliegue ocurriera lo antes posible, la 7.ª División Aérea se resistió, citando la falta de preparación de los aeródromos a los que se dirigirían. En última instancia, no fue hasta mediados de julio que las unidades de combate fueron transferidas, seguidas por las de bombardeo y otras unidades a finales de julio y con posterioridad.10 Mientras tanto, el 9 de julio, la 6.ª División Aérea también trasladó su cuartel general a Wewak. {28} Con estos nuevos despliegues, parecía que las fuerzas aéreas del Ejército habían superado la creciente disparidad entre las fuerzas aéreas japonesas y aliadas. Sin embargo, a mediados de junio, el Ejército finalmente tuvo que enfrentar la realidad, y la Sección de Operaciones de su Alto Mando acordó con las Secciones de Operaciones del Alto Mando de la Marina un "Esquema para la Orientación de Operaciones en el Área de Nueva Guinea", que pedía una estrategia de contención en Nueva Guinea.11 Si bien esto significó que el asalto a Port Moresby fue final y formalmente archivado, las fuerzas aéreas del Ejército en Nueva Guinea aún retenían la tarea de neutralizar las bases aéreas aliadas en Mount Hagen, Bena-Bena, Wau, Salamaua y otros lugares. Por demás, debían defender sus propias bases aéreas y proporcionar escolta de caza para los convoyes que intentaban abastecer a las guarniciones japonesas en Nueva Guinea. {29} Las tareas defensivas minaron gran parte de la fuerza aérea del ejército japonés en Nueva Guinea. De hecho, en ese momento las fuerzas aéreas del Ejército estaban librando una campaña mayoritariamente defensiva. De las 1.308 salidas realizadas en julio de 1943, 494 fueron escolta de convoyes, 84 de intercepción y 190 de apoyo terrestre. Tales misiones significaron que había menos aviones y pilotos disponibles para montar ataques aéreos en las bases aéreas aliadas, a pesar de que la necesidad de tales ataques aéreos era bien reconocida como necesaria para recuperar la superioridad aérea.12 {30} A principios de agosto de 1943, el Cuarto Ejército Aéreo tenía una fuerza operativa de 130 aviones (la fuerza operativa de la Marina en el área de las Islas Salomón y Nueva Guinea en ese momento era de aproximadamente 220 aparatos).13 Esto constituia solo un tercio de lo que se suponía que el Cuarto Ejército Aéreo tenía en los papeles, y contaba sólo con una tasa operativa de aproximadamente el 50 por ciento. Las principales causas de esta reducida disponibilidad operativa fueron las enfermedades generalizadas entre las tripulaciones y, por supuesto, la falta de reemplazo de aeronaves. {31} Aún así, los japoneses intentaron llevar a cabo su plan para recuperar la superioridad aérea. El 12 de agosto, el Cuarto Ejército Aéreo comenzó a realizar ataques aéreos contra las bases aéreas aliadas en Hagen, Bena-Bena, Wau, Salamaua y otros lugares. Sin embargo, este esfuerzo fracasó cuando el 17 de agosto de 1943, los componentes aéreos aliados lanzaron un ataque aéreo sorpresa sobre Wewak, que era la principal base aérea del ejército japonés en Nueva Guinea. Como resultado de esta acción, más de 100 aparatos japoneses resultaron destruidos y el Cuarto Ejército Aéreo quedó reducido a una fuerza operativa de poco más de 30 aviones. La destrucción de las fuerzas aéreas japonesas significó que los aliados podrían llevar a cabo operaciones aéreas más o menos libremente hacia el noroeste hasta Aitape, mientras que hasta entonces habían estado retenidos en Madang.14 Artículo de colección C238414 Número de acceso: OG2688 El aeródromo de Dagua cerca de Wewak, Nueva Guinea, después de su captura por parte de los australianos en marzo de 1945, muestra algunos de los más de 100 aviones japoneses que se encontraron destrozados allí. {32} El Ejército se tomó muy en serio esta derrota, ya que por el momento significaba el fin virtual de las operaciones aéreas en Nueva Guinea. Se dijo que la causa principal de la magnitud de la derrota, como subrayó el Octavo Ejército del Área, fue la falta de preparación de las bases aéreas japonesas. En particular, se señaló que la falta de suficientes refugios para aviones había dejado vulnerables a los aviones japoneses. Además, también se identificó como culpable a la falta de un sistema de alerta suficiente. Los japoneses todavía confiaban casi por completo en un sistema de advertencia visual, que no proporcionaba tiempo suficiente para que las aeronaves en tierra se agitaran o se escondieran. Este problema se agravó, de nuevo, por el estado primitivo de los aeródromos, que no permitía el rápido revuelo de un gran número de aeronaves. {33} Otra causa importante destacada por el Cuarto Ejército Aéreo fue el hecho de que todos sus aviones tenían su base en Wewak y otras bases aéreas que estaban, literalmente, en la línea del frente. El Cuarto Ejército Aéreo, junto con las 6º y 7º Divisiones Aéreas, deseaban desplegar sus unidades más en profundidad, con una cierta cantidad de aviones con base en los aeródromos de retaguardia. Sin embargo, tanto el Alto Mando del Ejército como el Octavo Ejército del Área habían insistido en que tuvieran su base en los aeródromos frontales tantos aviones como fuera posible, para que su uso operativo resultase más directo. Si bien esto era hasta cierto punto inevitable, dado que los japoneses no tenían la cantidad necesaria de bases aéreas de retaguardia, también significaba que la mayor parte de sus aviones se encontraban ubicados en lugares extremadamente vulnerables a ataques aéreos enemigos a gran escala. El fin de las fuerzas aéreas japonesas en Nueva Guinea {34} Después de la debacle en Wewak, el Ejército trató de reponer sus pérdidas. Al mismo tiempo, comenzó a reforzar su base aérea en Hollandia, con el fin de dar mayor profundidad defensiva a la posición de Wewak. Los aliados, no obsteante, no se mantuvieron estáticos mientras estos esfuerzos se realizaban. En septiembre, los Aliados hicieron retroceder a los japoneses de sus posiciones en Lae y Salamaua, y el 22 de septiembre desembarcaron cerca de Finschhafen, en la costa noreste de Nueva Guinea. Por tal motivo - y pese a sus esfuerzos defensivos desesperados - los japoneses continuaron retrocediendo paulatinamente lo ancho de Nueva Guinea y también a lo largo del archipiélago de las Islas Salomón. Para finales de septiembre, las fuerzas aéreas del Ejército en Nueva Guinea contaban sólo con 60 o 70 aparatos operativos en capacidad de enfrentar a los estadounidenses, a pesar de que en el papel contaban con dos divisiones aéreas, la 6º y la 7º, en el área.15 {35} Frente a estos duros acontecimientos, el Alto Mando japonés se vio obligado finalmente a realizar un cambio estratégico importante. El 15 de septiembre de 1943 se adoptó como política el concepto de "Zona de Defensa Nacional Absoluta", revisando finalmente la estrategia del 7 de marzo de 1942 antes mencionada (que había previsto la continuación de grandes operaciones ofensivas para asegurar una situación estratégica invencible). Bajo el concepto de Zona de Defensa Nacional Absoluta, se emprendería una acción dilatoria en el Pacífico Sur mientras se preparaba una nueva línea de defensa a lo largo del arco formado por los archipiélagos Marianas-Carolinas-Filipinas. Se esperaba allí aplastar a los estadounidenses cuando intentaran producir su asalto. Seguirían las contraofensivas y - si la situación lo permitía - las operaciones ofensivas en Nueva Guinea se reanudarían a mediados de 1944 o en un tiempo posterior.16 {36} Los Altos Mandos del Ejército y la Armada adoptaron nuevas estrategias basadas en el nuevo concepto el 30 de septiembre (una quincena después). Con respecto al área de Nueva Guinea, el Segundo Ejército del Aire fue transferido desde Manchuria el 29 de octubre y responsabilizado con la defensa de las Indias Orientales y la mitad occidental de Nueva Guinea hasta los 140 grados de longitud este. Al día siguiente, el 30 de octubre, la 7.ª División Aérea fue transferida desde el Octavo Ejército del Aire y puesta bajo la éjida del Segundo Ejército del Aire, y para el 21 de noviembre su cuartel general se constituyó en la isla de Ambon, al sur del archipiélago de las Molucas. {37} Durante este tiempo, la 6.ª División Aérea, utilizando los pocos aviones que le restaban (ya que las fuerzas aéreas japonesas no se habían recuperado del ataque aéreo de agosto), continuó con operaciones principalmente de cariz defensivo desde Wewak. Cuando los Aliados desembarcaron en Saidor el 2 de enero de 1944 - sellando en la acción el estrecho de Dampier - el Cuarto Ejército Aéreo fue empeñado en un "contraataque general total contra las áreas de invasión". Sin embargo, para entonces, contaba con menos de un centenar de aparatos en condiciones y sólo pudo totalizar 160 salidas en cinco misiones separadas. Esto no solo tuvo un efecto insignificante sobre la fuerza de desembarco aliada, sino que al concluir este esfuerzo, el Cuarto Ejército Aéreo se vió reducido a menos de 50 aviones operativos.[17] La Armada japonesa también lanzó ataques contra la fuerza de invasión de Saidor (ya que la pérdida del Estrechos de Dampier significaría que Rabaul y Nueva Guinea quedarían aislados entre sí). A pesar de ello, a mediados de enero incluso empeñando los aviones de la Marina que operaban desde Rabaul, los japoneses sólo fueron capaces de concentrar aproximadamente 100 aviones operativos para toda el área de Nueva Guinea-Islas Salomón, lo que tornó incluso una operación dilatoria en un cometido arto dificultoso (dando muestra de la desesperada situación de las fuerzas aéreas japonesas en toda esta área para entonces). {38} A fines de enero de 1944 - y con el fin de mejorar su posición - el Alto Mando del Ejército decidió trasladar el núcleo operativo del Cuarto Ejército del Aire más hacia el oeste que Hollandia, con el fin de dar más profundidad a sus posiciones y permitirle llevar contar con una mayor flexibilidad para lña operación de aferramiento. A pesar de ello, el Octavo Ejército del Área se vio retrasado en el cumplimiento de estas directivas pues consideró que las bases aéreas necesarias en la retaguardia, al oeste, no se hayaban finalizadas. Por entonces el Alto Mando también decidió reforzar de manera temporal el Cuarto Ejército Aéreo con algunas de las unidades aéreas del Segundo Ejército Aéreo. Si bien permanecerían bajo el control del Segundo Ejército Aéreo, estas unidades debían "cooperar" con el Octavo Ejército del Aire. Las unidades cedidas bajo esta directriz fueron el 33º y 77º Sentai (cazas), el 45º y 75º Sentai (cazas pesados) y el 60 Sentai (bombarderos pesados). Estos habían sido dispuestos como reserva del Segundo Ejército del Aire con base en las Indias Orientales, y por lo tanto estaban comprometidos con la línea del frente. {39} Mientras tanto, la fuerza aérea de la Armada japonesa finalmente fue eliminada de Nueva Guinea y también de las Islas Salomón. El 17 de febrero de 1944, los portaaviones de la Marina de los EE. UU. lanzaron una incursión masiva sobre la base japonesa clave en el Pacífico Central, la isla Truk, destruyendo más de 200 aviones japoneses e infligiendo graves daños. La Armada japonesa había intentado de resistir en Rabaul porque su pérdida pondría en jaque a Truk, pero dado que Truk ahora estaba directamente amenazada, la Armada japonesa se vió obligada a reemplazar sus pérdidas materiales con el único poder aéreo disponible, que eran el de Rabaul. Fue así que tres días después del ataque, todos los aviones navales restantes de la II Flota Aérea Japonesa en Rabaul retrocedieron a Truk, y la presencia del poder aéreo naval japonés sobre el área de Nueva Guinea-Islas Salomón finalmente llegó a su fin.18 {40} El 25 de marzo de 1944, el Cuarto Ejército Aéreo fue transferido al Segundo Ejército del Aire y su cuartel general llegó a Hollandia. Sin embargo, como base aérea, Hollandia todavía no estaba adecuadamente preparada. Por ejemplo, las instalaciones necesarias para dispersar aeronaves y material y los almacenes de suministros aún no estaban listos. Por demás, también se estaban en proceso de puesta en guardia el radar y otras redes de alerta temprana e inteligencia. La misma situación de carestía que habían plagado a los japoneses en Wewak se replicaron en Hollandia. Sin embargo, para finales de marzo, el ejército japonés había logrado consolidar aproximadamente 300 aviones en Hollandia; de estos, sin embargo, solo unos 150 estaban en condiciones de vuelo. {41} En una espeluznante repetición del desastre anterior en Wewak, la mayor parte de los aviones japoneses en Hollandia resultaron aniquilados en un ataque aéreo dividido en dos días, el 30 y el 31 de marzo. Resultaron destruidos en tierra más de 150 aviones. El comandante de la 6ª División Aérea y el jefe de Estado Mayor del Cuarto Ejército Aéreo, entre otros, se sintieron devastados, pues para ellos era la segunda vez que su aviación era sorprendida en tierra. Esta vez, los japoneses no tuvieron tiempo de recuperarse. El 22 de abril de 1944 los estadounidenses desembarcaron cerca de Hollandia. El personal de la 6.ª División Aérea - incluidos sus pilotos sobrevivientes - se vio obligado a replegar por tierra hacia el oeste, arribando a Sarmi a principios de mayo, tras abandonar su aviación. Como resultado, se perdieron los 100 aviones restantes de la 6.ª División Aérea. La división nunca fue reconstruida y finalmente se disolvió en agosto de 1944. Artículo de colección C216449 Número de acceso: 127620 Ataque al aeródromo de Hollandia por la Quinta Fuerza Aérea de los EE. UU. en abril de 1944, lo que muestra el total desprecio mostrado por los japoneses por la dispersión de aviones. {42} Esto dejó sola a la 7.ª División Aérea, operando en ese momento principalmente desde bases en las Indias Orientales. Pero esta fuerza también fue severamente mermada. El 25 de mayo de 1944, contaba con una fuerza operativa de solo 87 aparatos.[19] Cuando los estadounidenses desembarcaron en la isla de Biak dos días después, la 7.ª División Aérea trató de brindar apoyo aéreo a los defensores, pero al disponer de tan pocos aviones, la mayoría de ellos debió ser utilizado para la escolta de convoyes y misiones de defensa aérea, sin poder hacerlo de manera efectiva. Para principios de julio, la guarnición de Biak había sido aniquilada. Esta iba a ser la última acción importante que la aviación japonesas emprendiese sobre Nueva Guinea. A partir de entonces, la acción principal en el Pacífico se trasladaría a las Islas Marianas, Palaos y luego a las Filipinas, y lo que restaba de las fuerzas aéreas del Ejército y la Armada japoneses se comprometieron en estas áreas. La guerra aérea sobre Nueva Guinea había terminado efectivamente, siendo sellada con una victoria aliada. Causas e implicaciones de la derrota japonesa {43} No existió una causa única y directa que provocara la derrota japonesa en la Batalla Aérea sobre Nueva Guinea. Debido a que este tema ha sido tratado extremadamente bien en muchos trabajos tanto en inglés como en japonés, las causas se enumerarán sólo brevemente aquí.[20] En primer lugar, la ventaja numérica de los Aliados fue sin duda un factor importante. Si bien esto no constituyó una ventaja decisiva hasta la segunda mitad de 1943, su efecto fue finalmente crucial. El poder aéreo Aliado se incrementó constantemente, mientras que las fuerzas aéreas japonesas en el área apenas crecieron y, en cambio, a menudo disminuyeron cuantitativamente de manera constante. Esto involucraba a las tripulaciones aéreas y al personal de apoyo en tierra. Los aliados - y especialmente los estadounidenses - pudieron enviar cantidades cada vez mayores de este personal especializado al frente y, a medida que avanzaba la guerra, también estaban mejor entrenados. En comparación, los japoneses se vieron en apuros para reemplazar a sus pilotos y personal de tierra, y las habilidades de pilotaje y combate de los pilotos de reemplazo enviados al frente disminuyeron cualitativamwente de forma gradual. {44} La calidad técnica de las aeronaves utilizadas también constituyeron un factor. Si bien los aviones japoneses en este período - especialmente los de la Armada - eran bastante adecuados para ciertos propósitos específicos (y en algunos aspectos excelentes), no eran tan adecuados para una guerra aérea de desgaste en comparación con los aviones de los Aliados. Por ejemplo, las máquinas japonesas, que carecían de buenos tanques de combustible autosellantes y blindaje para el piloto, eran más susceptibles a sufrir daños. Además, los modelos japoneses eran a menudo más difíciles de fabricar, lo que significa que no estaban tan adecuados para la producción en masa como los utilizados por los Aliados.21 {45} Un tercer factor fue el nivel generalmente bajo del despliegue tecnológico japonés del momento, en comparación con los Aliados. Por ejemplo, como se ha señalado a menudo, los japoneses construían la mayoría de sus aeródromos a mano de obra. El ejército japonés reconoció esto como un problema ya en 1942 y había estudiado el tema, incluso llegando a establecer una escuela de construcción de aeródromos en Japón[22], pero para 1944 poco o nada había cambiado. Esto implicaba que los japoneses se viesen imposibilitados de construir bases aéreas lo suficientemente rápido como para reternerlas, en alguna apariencia de paridad con los Aliados. {46} Otra área tecnológica en la que Japón fue deficiente - y que a veces se pasa por alto - es la tecnología de motores de aviación. Sino hasta las postrimerías de la guerra, los japoneses fueron capaces de producir un motor confiable de 1.500 a 2.000 caballos de fuerza que fuese también lo suficientemente pequeño para integrarse en un avión de combate. Por tal motivo, no pudieron equipar a sus cazas con blindaje de piloto, armamento más pesado y mejores tanques de combustible autosellantes. A menudo se dice que los japoneses sacrificaron tales componentes en el deseo de aligerar sus aviones y mejorar sus capacidades ofensivas. Si bien en cierto sentido esto puede considerarse cierto, también es cierto que los japoneses quisieron instalar estos elementos, especialmente más adelante en la guerra, pero no pudieron hacerlo pues su peso adicional empeoraría el rendimiento de la aeronave en un grado inaceptable. Los japoneses no pudieron desarrollar un motor lo suficientemente potente como para contrarrestar el aumento de peso de los aparatos, por lo que tuvieron que prescindir del equipamiento aearonáutico de avanzada y arreglárselas con aviones relativamente desprotegidos. {47} Individualmente, cada uno de estos o cualquiera de los otros factores que provocaron la derrota de las fuerzas aéreas japonesas pueden no haber sido decisivos; pero combinados, resultaron ser fatales. Frente a tal combinación de factores negativos, es dudoso que alguna nación pudiera haberlos superado para alcanzar la victoria. {48} Finalmente, ¿qué significó la derrota en la guerra aérea del Pacífico Sur para los japoneses? La implicancia obvia es que expuso a los archipiélagos de las Islas Marianas, Carolinas y otras islas del Pacífico central al contraataque aliado desembozado, así como a las Indias Orientales y Filipinas. Más importante aún, destruyó las fuerzas aéreas de la Armada japonesa y, en menor grado, también al Ejército, en términos de calidad de piloto. Según una estimación, las pérdidas de la Armada japonesa entre agosto de 1942 (el inicio de la campaña de Guadalcanal) y febrero de 1944 (el final de su presencia en Rabaul) ascendieron a más de 7.000 aviones y tripulantes.[23] Esto equivalía a varios años de los institutos de formación de pilotos.[24] Debido al decline anual en la calidad de la formación de pilotos, esto significó que las filas de pilotos experimentados dentro de la Armada japonesa se vieron severamente agotadas a principios de 1944. Dado que el Ejército Imperial del Japón envió algunas de sus mejores unidades aéreas al Frente de Nueva Guinea, las grandes pérdidas sufridas por le implicaron perder al Ejército también un gran número de sus mejores pilotos.[25] Por lo tanto, no es de extrañar que las fuerzas aéreas japonesas - especialmente las de la Armada - sufrieran unas derrotas tan desequilibradas en las Batallas de las Islas Marianas y de las Islas Filipinas en 1944. {49} Parcialmente, los japoneses pudieron reponer cuantitativamente - y en unos pocos meses - aviones y pilotos que los Aliados consideraban para el año de 1944. Lo que no pudieron fue reemplazar cualitativamente estas pérdidas sufridas en el Pacífico Sur. A pesar de que los aviones japoneses se estaban volviendo obsoletos en 1943, incluso hasta el final de la guerra, estos podían ser muy efectivos en manos de un buen piloto. Pero ante la merma de la calidad de los pilotos, el resultado operacional fue desastroso. Sin una fuerza aérea efectiva, los japoneses habrían tenido muchas dificultades para mantener a raya a los estadounidenses en 1944, especialmente consideraando que las fuerzas aéreas de los estadounidenses habían mejorado paulatinamente, tanto en calidad como en cantidad, durante 1943 y principios de 1944. Por ello es posible afirmar que la mayor implicancia de la la derrota japonesa en el Pacífico Sur resultó en la eliminación de la capacidad del Imperio del Japón para lograr la superioridad aérea en cualquier parte del Pacífico durante el resto de la Guerra. Hiroyuki Shindo El autor: Hiroyuki Shindo es actualmente profesor adjunto en el Departamento de Historia Militar del Instituto Nacional de Estudios de Defensa de Tokio. Sus áreas especiales de interés son las relaciones diplomáticas y militares entre Estados Unidos y Japón en las décadas de 1930 y 1940, y la historia militar de la Segunda Guerra Mundial. notas 1 Takushiro Hattori, Daitoa Senso Zenshi (Una historia completa de la Gran Guerra de Asia Oriental) (Tokio: Hara Shobo, 1965), p.294. 2 Las actividades de las fuerzas aéreas de la Armada con base en Rabaul y Lae durante la primavera y el verano de 1942 han sido excelentemente descritas en Saburo Sakai, Sakai Saburo Kusen Kiroku (Registros de Combate Aéreo de Saburo Sakai) (Tokio: Shuppan-Kyodosha, 1953) (traducción al inglés: Samurai! (Dutton, 1957)) y muchas otras obras. 3 Para una descripción detallada del proceso por el cual las fuerzas aéreas del Ejército se comprometieron con el Pacífico Sur, véase Boeicho Boeikenkyusho, ed., Senshi Sosho Tobu Nyu-Ginia Homen Rikugun Koku Sakusen (Operaciones de la Fuerza Aérea del Ejército, Nueva Guinea Oriental) (Tokio : Asagumo Shinbunsha, 1967), pp.20-63. 4 Boeicho Boeikenkyusho, ed., Senshi Sosho Rikugun Koku no Gunbi to Unyo (3) Daitoa Senso Shusen hizo (Equipamiento y Operación de las Fuerzas Aéreas del Ejército (3) Hasta el final de la Gran Guerra de Asia Oriental) (Tokio: Asagumo Shinbunsha, 1976 ), pág.72. 5 Boeicho Boeikenkyusho, ed., op. cit. Senshi Sosho Tobu Nyu-Ginia Homen Rikugun Koku Sakusen, p.155. 6 Boeicho Boeikenkyusho, ed., op. cit. Senshi Sosho Rikugun Koku no Gunbi to Unyo (3) Daitoa Senso Shusen hizo, p.75. 7 Boeicho Boeikenkyusho, ed., op. cit. Senshi Sosho Tobu Nyu-Ginia Homen Rikugun Koku Sakusen, pp.185-90. 8 Takushiro Hattori, op. cit., págs. 405-407. 9 Boeicho Boeikenkyusho, ed., op. cit. Senshi Sosho Rikugun Koku no Gunbi to Unyo (3) Daitoa Senso Shusen hizo, p.95. 10 Entre otras razones, la lentitud con la que el Ejército trasladaba sus fuerzas aéreas por el Pacífico ha sido aducida como una de las razones por las que las fuerzas aéreas del Ejército eran relativamente ineficaces contra los Aliados, porque eso les impedía desplegarse y operar rápidamente en áreas donde eran más necesarios. Masatake Okumiya, Rabaul Kaigun Kokutai (Cuerpo Aéreo Naval de Rabaul) (Tokio: Asahi Sonorama, 1998), págs. 169-170. 11 Boeicho Boeikenkyusho, ed., op. cit. Senshi Sosho Rikugun Koku no Gunbi to Unyo (3) Daitoa Senso Shusen made, pp.93-95. 12 Ibíd., p.104. 13 Ibíd., p.101. 14 Ibíd., págs. 107-108. 15 Takushiro Hattori, op. cit., pág. 504. 16 Takushiro Hattori, op. cit., pág. 498. 17 Boeicho Boeikenkyusho, ed., op. cit. Senshi Sosho Rikugun Koku no Gunbi to Unyo (3) Daitoa Senso Shusen hizo, p.152. 18 Okumiya, op. cit., págs. 366-369. 19 Boeicho Boeikenkyusho, ed., op. cit. Senshi Sosho Rikugun Koku no Gunbi to Unyo (3) Daitoa Senso Shusen hizo, p.187. 20 Por ejemplo, véase Eric Bergerud, Fire in the Sky (2000), para un análisis excelente, interesante y profundo de la guerra aérea en el Pacífico Sur. 21 Para un análisis de la tecnología aeronáutica japonesa y sus efectos en la guerra vistos desde el lado japonés, véase, por ejemplo, Kunio Yanagida, Reisen Moyu (Caza Zero en Llamas) (Tokio: Bungei Shunjyu, 1984-1990). 22 Boeicho Boeikenkyusho, ed., op. cit. Senshi Sosho Rikugun Koku no Gunbi to Unyo (3) Daitoa Senso Shusen hizo, p.135. 23 Bergerud, op. cit., págs. 667-668. 24 Es difícil calcular un equivalente exacto, porque los japoneses ampliaban anualmente sus programas de formación de pilotos, incluso antes de que comenzara la guerra del Pacífico. 25 Según una estimación, el ejército japonés perdió casi 800 aviones en el Pacífico Sur. Bergerud, op. cit., pág. 668.