NO EXISTE EL CRIMEN PERFECTO Por el Lic. Juan SANTA ANA Maximiliano era una persona de pequeña contextura y de personalidad introvertida, circunstancias que durante su niñez lo hicieron blanco de bromas, y forjaron en él cierto resentimiento hacia el prójimo. Pero su inteligencia era lo que sobresalía. Terminada la escuela secundaría comenzó a trabajar en un centro de cómputos, donde aprendió todo muy rápidamente. Poco a poco fue adquiriendo experiencia, convirtiéndose en una de esas personas que sin título universitario son excelentes analistas y mejores programadores. Fue así que en base a sus antecedentes laborales comenzó a trabajar en una importante agencia de automotores, con un equipo IBM 36 y en lenguaje BASIC. El sistema de contabilidad general que había en esos momentos no le gusto porque tenía innumerables deficiencias. Por eso decidió rehacerlo a su gusto en el mismo lenguaje, tarea que le demandó mucho tiempo y esfuerzo, pero cumplió su objetivo. Si bien la perfección no existe, se podía decir que el sistema era casi perfecto, cubría todas las necesidades del usuario. Lo que no cubría las expectativas de Maximiliano era su sueldo, pero por su carácter jamas dijo nada, el sólo esperaba que reconocieran el valor de su trabajo. Un día, nuestro analista revisaba un programa listador de la contabilidad, que sumaba todos los recibos de los planes de ahorro, y se dio cuenta de que totalizaba de menos y que nadie lo noto. Esto era porque sólo miraban el resultado final y nunca se verificaba la sumatoria. Fue en ese momento cuando tuvo una idea "genial", para cobrarse lo que según el le correspondia. Pero para concretarla precisaba la complicidad de Marta, la cajera de la empresa, que siempre se estaba quejando de sus necesidades económicas. No se animó a confiarle su idea hasta el día que la vio realmente apremiada económicamente. Le dijo que si ella quería dinero, el la podría ayudar. Cuando cobrara las cuotas de los planes de ahorro para los nuevos vehículos, en caso de colocar una fecha anterior al año en curso, siempre tendría un sobrante de caja, y nadie lo notaría. Eso sí, el sobrante tendría que ser compartido entre los dos. La duda se instaló en Marta y le hizo muchas preguntas. Las respuestas eran muy técnicas y no las entendía, lo único que quedó claro era que "no va a pasar nada, yo se como arreglar todo". La idea de Maximiliano se basaba en lo siguiente: todo cliente que venía a pagar se tenia que llevar un recibo. Si este recibo salía mal en el momento de la impresión, se podía reimprimir, pero la rutina de reimpresión no realizaba los asientos contables del dinero ingresado, dado que ya lo había hecho la primera ruitina. Por lo tanto, si se agregaba al programa una instrucción para que a fecha incorrecta utilizara la rutina de reimpresión, iba a dar como resultado un recibo sin imputaciones y que no existiría para la contabilidad. Al no tener imputaciones eso facilitaba el manejo del dato. El recibo tenia que existir para mantener correlativos los números, y en caso de un posible reclamo figurar en los listados, por lo tanto modificó el sistema para que estos recibos aparecieran en los listados, pero no fueran sumados. Eso dio los resultados deseados, un sobrante de caja al poner una fecha incorrecta. También fue necesario arreglar los programas de balance mensual (cierre de mes). A mediados de año las "modificaciones" estuvieron listas y las instaló en el sistema. Todo fue bien, a tal punto que el "prestigioso" analista renuncio al puesto, debido a que iba a poner una casa de venta de insumos para computación. Era el mes de diciembre y Maximiliano dejaría de trabajar los primeros días de enero, por tal motivo la empresa tomo un nuevo empleado para cómputos, que aprendería la mecánica del sistema junto a él. Previo a su retiro, el empleado infiel procedió a adelantar la fecha del equipo y grabar nuevamente todos los programas. En caso de existir algún problema alegaría que los mismos fueron modificados con posterioridad a su partida, como los mostraba la fecha de grabación. Todo parecía ser el crimen perfecto, pero, como veremos, eso no existe. Los primeros días de Enero el nuevo empleado se hizo cargo del sistema, y comenzo a trabajar en el balance anual, dado que la empresa "era muy prolija en su contabilidad". Pronto notó que en los listados anuales no cerraron los números. Angel, así se llamaba el nuevo empleado, por temor de haber cometido un error, comenzo un estudio minucioso del sistema, tarea que le demandó varios días, hasta que vio en el programa de emisión de recibo la famosa pregunta que si la fecha era incorrecta sólo imprima y no sume. El nuevo encargado de computos no entendía lo que pasaba, pero se dio cuenta que estaba ante las pruebas de una estafa. Avisó a los directivos de la empresa y estos dieron aviso a la policía. Los investigadores policiales se hicieron presentes, por casualidad el mismo día que la D.G.I. La empresa dejó a éstos últimos la primera inspección del sistema contable, manifestando que cumplía con todos los requisitos exigidos por esa Dirección, haciendo alarde de la prolijidad del sistema. Cuando le tocó el turno a la policía, lo primero que hicieron fue restaurar las copias de seguridad, estas tenían las verdaderas fechas de grabación de los programas, que eran anteriores al retiro del empleado. Luego inspeccionaron por más de doce horas cada uno de los programas hasta determinar la operatoria. Se realizó un inventario sobre la suma robada, y dio un total de U$ 150.000 en los seis meses de "trabajo" del sistema modificado. La empresa citó a Maximiliano, sin decirle lo que pasaba. Este pensó que era alguna consulta sobre el sistema y fue sin sospechar nada. Cuando llegó se encontro con los investigadores y con la mirada asombrada de sus compañeros, los que pensaban que ese hombre era incapaz de matar una mosca. Permanecio tranquilo durante el interrogatorio policial, creía que podría excusarse por la fecha de grabación de los programas. Cuando supo que los backup (copias de seguridad) tenían las fechas ciertas de grabación se desmoronó, para colmo, Marta estaba siendo interrogada en otro sector de la empresa y no sabía que pasaba. Ambos terminaron confesando. Los estafadores, cajera y analista intentaron disminuir la pena reintegrando parte del dinero, pero de todas formas fueron detenidos por la justicia.