AL GRITO DE 2600 por Marina Umaschi Entrevistamos al director de la controvertida revista 2600, Emmanuel Goldstein, quien es un referente ineludible cuando se habla de hackers. "Arremetía Goldstein contra el Big Brother y atacaba la dictadura del Partido ... reclamaba libertad de palabra, de prensa, de reunión y de pensamiento... Mas lo extraño estaba en que, aborrecido y execrado como era Goldstein por todos, y aunque todos los días, y millares de veces por día, desde la tribuna, por la telepantalla, en publicaciones y periódicos, se refutaban, ridiculizaban y combatían sus ideas pesentándolas al pueblo como indignas de ser tenidas en cuenta, no obstante todo ello, su influencia no parecía declinar en ningún momento ni perdía terreno su prestigio. Nunca faltaban nuevos incautos que se dejaban seducir por su prédica... Goldstein era el jefe supremo de una numerosa legión que actuaba en las sombras y de una vasta red de conspiradoress subterráneos empeñados en derrocar al Estado..." 1984, George Orwell Todas las comunidades tienen su gurú. Los hackers, un subgrupo muy especial entre los visitantes del ciberespacio, también. Emmanuel Goldstein (o Eric Corley, según la ocasión) es el hombre. No le gusta ser líder de nadie pero, por más que lo niegue, no puede evitar reconocer que su revista 2600, The Hacker Quarterly baja línea y dicta un código de ética a todos aquellos cowboys de consola cansados de ser rotulados como criminales. Ya se sabe, la prensa crea opinión y más aún cuando se ve reforzada con un programa de radio los miércoles por la noche en Manhattan y meetings los primeros viernes del mes en distintas ciudades de los Estados Unidos, Europa y ahora la Argentina (*). Emmanuel vive en Long Island, estado de Nueva York, a poco menos de dos horas en tren desde Manhattan. El lugar es paradisíaco: una vieja casa victoriana sobre una colina a orillas del mar. Al menos eso dice él, porque en febrero, lo único que podía distinguirse era una planicie nevada con botes congelados en la otra orilla. Allí, rodeado de árboles gigantes, su perrro Walter y cuatro amigos que comparten la inmensa mansión, el gran gurú prepara la revista. No necesita salir de su guarida. Tiene varias computadoras con todos sus chiches, modem, fax y hasta algunos teléfonos públicos, su juguete preferido. Emmanuel es un tipo sencillo, un poco tímido al contacto directo pero bien decidido cuando de cumplir su función se trata. No duda un sólo instante en retar a sus "secuaces" adolescentes cuando violan algún código de honor ni en responder a sus oyentes cuestiones que tienen más que ver con una posición ético-política que tecnológica. Emmanuel es un disidente, como todo aquel que no solamente está convencido de que la información debe ser libre sino que pone las manos en la masa (o en la computadora) para lograrlo. No es casual que haya elegido su seudónimo copiando al "Enemigo Público del Pueblo" en el 1984 de Orwell. Tampoco es casual que sea considerado peligroso por el establishment. Ni que vista un sobretodo largo hasta los pies que en sus viejos tiempos perteneció al Ejército Rojo. La ironía en primer lugar. Tal vez por eso no se quita ni un instante su pañuelo negro que, más allá de cubrir una incipiente pelada treintañera, recuerda al pirata Morgan. Entre nieve y beeps, luego de compartir una rica cena en el ChinaTown de Nueva York, Virus Report y Emmanuel Goldstein conversaron así: MU: ¿Cómo empezaste a ser hacker? EG: Creo que basicamente empecé cuando estaba en la escuela secundaria y tuve contacto con mi primera computadora. En ese entonces sólo hacía las cosas que debía hacer, seguía las reglas. Pero eso fue sólo el principio. Luego empecé a probar con las cosas que no debía hacer y ver qué pasaba y me metía en problemas, por supuesto. Entrábamos a los sistemas de mail voice y chequeábamos los mensajes, pavadas que en aquel entonces casi nadie hacía. Era muy divertido... y llegamos a ser realmente buenos. Más que hacker yo era un phreaker. Mi pasión eran los teléfonos públicos. Tenía un grupo de gente que había conocido en el College cuando estudiaba Letras con la que hacíamos estas cosas. Yo nunca tomé un curso de computación porque le hubiese quitado todo lo divertido. En el hacking no te pueden decir qué hacer y cómo hacerlo. Está bien tomar un curso cuando uno necesita hacer algo concreto, pero yo prefiero rebuscármelas probando por mi cuenta. No quiero perder ese placer. MU: En 1990, en el famoso Hacker Crackdown, cuenta Bruce Sterling que 2600 se salvó de ser confiscada por estar impresa en papel y estar protegida por la First Ammendement. ¿Alguna vez tuviste problemas con el gobierno o el FBI? EG: En 1983 la policía empezó a investigar a la gente. Nosotros no hacíamos nada malo, sólo entrábamos a los sistemas y a los mail boxes. Era una especie de desafío, un juego. Usábamos los sistemas de mail box pero siempre las cuentas vacías. Una vez vinieron del FBI a mi casa y me dijeron que si seguía en eso iba a pasar 55 años en prisión. Fue bastante divertido ser amenzazado, pero me pareció absurdo: 55 años por usar una computadora... aun un mes me hubiese parecido mucho. Fue sólo una amenaza porque ellos no querian poner a nadie en la cárcel, solo querían que supiésemos que nos tenían controlados. Una especie de prevención para el futuro. Eso sí, tuvimos que pagar el tiempo de máquina que usamos, algo asi como 200 dolares. Es justo, no volvimos a hacerlo nunca más como un juego... Despues, si nos convertíamos en hackers ya veríamos, pero desde entonces jamás quebré la ley. MU: ¿Qué querés decir con "fue justo"? ¿Acaso el reciente encarcelamiento de Phiber Optik, gran colaborador de la revista, es justo? ¿Dónde está el límite entre cometer un fraude o brindar un servicio al liberar la información? EG: Yo creo que el hacking debe ser justo, yo creo que si uno hace algo ilegal está bien que vaya a la carcel. En cambio lo que le pasó a Phiber Optik no es justo, es completamente loco. Todo se dio vuelta patas para arriba. Todo el mundo sabe que él no hizo nada malo. No lastimó ningún sistema ni nada por el estilo. Su mayor crimen fue haber sido abierto y honesto. Haber contado publicamente lo que hizo, haber mostrado que fácil que es entrar a los sistemas, cuán vulnerables son. A Phiber lo usaron como símbolo para mostrar a los demás lo que podría pasarnos, pero él no es un símbolo, es una persona. No pertenece a la carcel. Va a perder un año allí encerrado y nosotros también vamos a perdera un compañero que nos ayudaba a engancharnos por primera vez a la INTERNET, que nos explicaba por qué se colgaban los sistemas, que decía ciertas verdades que a la gente no le gusta escuchar. Me da pena, porque la pasabamos bien y nos divertiamos mucho juntos. Es increible, la noche anterior estábamos divirtiéndonos y luego se lo llevaron a prision. Ni siquiera tuvo la chance de despedirse. MU: La revista organiza meetings los primeros viernes de cada mes en distintas ciudades del mundo, incluso ahora empieza uno en Buenos Aires, ¿cuál es el objetivo de estos encuentros? EG: La revista no es quien los organiza. Basicamente la gente se acerca a nosotros para iniciar un meeting porque le interesa tener un ámbito para encontrarse con otros con intereses similares. Nosotros sólo les decimos que sea en un espacio publico para que todos puedan concurrir tranquilos, sin temor. Si es posible también preferimos un lugar céntrico para que quede cerca a todo el mundo. Queremos mostrar que no tenemos nada que esconder. Queremos sacar la falsa idea que asocia hackers con criminales; no tenemos nada que ver. Los meetings públicos sirven para descriminalizar a los hackers. Además son la única manera de mostrar lo que hacemos. Si los hackers nos encontramos en pleno dia en un gran edificio de Manhattan la sociedad va a empezar a pensar que tal vez no seamos tan mala gente como dice el gobierno y el FBI. Por otro lado muchos agentes federales y detectives privados también vienen a los meetings y leen la revista. Probablemente sea la única manera que tienen de saber qué está pasando. MU: Hablando del FBI y del gobierno ¿qué opinás del proyecto de la Superdata Highway? EG: Me molesta cuando el gobierno se pone a regular este tipo de cosas. Es un intento de organizar la información muy distinto a la libertad de informacion de la que hablamos nosotros. El proyecto es ambicioso y probablemente sea una buena idea darle acceso a toda la gente... pero antes yo quiero ver las regulaciones, despues hablamos. Me asusta que gente que no entiende a la NET se ponga a legislar sobre ella. Es parte de un un proceso de querer regularizar todo, las llamadas telefónicas, el uso de las computadoras. Quieren controlar todo los aspectos de la información, el Clipper es un buen ejemplo de eso. Toda la INTERNET es un buen ejemplo de como cuando la gente llega primero es mucho mejor que cuando el gobierno o las grandes compañías lo hacen. La INTERNET Es descentralizada, barata, un medio excelente para que la gente se contacte entre sí. Y tambien podría ser un excelente negocio...pero por suerte no lo es. MU: ¿Por qué 2600 no aparece en la INTERNET? ¿Por qué es una revista que sale en papel? EG: Muchos lectores de la revista aun no están en la INTERNET, casi el 95 por ciento, por eso la hacemos en papel, para que la mayor cantidad posible de gente tenga aceso a ella. Estamos tratando de integrar a la gente a la red, pero eso no es lo más importante, lo más importante del mundo es la creatividad. Que la gente use su cerebro y no se limite a las regulaciones que le imponen. Eso es lo que nosotros buscamos y una buena forma de hacerlo es logrando difundir el acceso a la mayor cantidad de información posible. No hace falta ser hacker para tener la mentalidad de un hacker. Y eso es lo que nosotros queremos: mentalidad de hacker, curiosidad, preguntas. Hay muchos periodistas que podrían ser hackers si tuviesen una computadora a mano; porque la mentalidad es parecida: querer saber lo que antes no se sabía. Inventando nuevos metodos, encontrando las fuentes, investigando. Por eso nunca se puede dejar de ser hacker , te pueden sacar la computadora, pero jamás podrán impedir que dejes de hacer preguntas. Ni siquiera vale la pena intentarlo. La computadora es maravillosa porque mientras uno haga buenas preguntas ella siempre responderá. Es el mejor de los entretenimientos, como los radiomensajes. Aunque a la mayoría de la gente no le gustan porque implican una responsabilidad. "Tenés que llamar a alguien." Para nosotros es bárbaro, como un amigo para pasarla bien. MU: ¿Cuál es tu relación con las grandes compañías, con el establishment? EG: Con las grandes compañías estamos en paz...ahora. A veces nosotros decimos cosas que a ellas les molestan, y a veces nos amenazan, Pero nosotros conocemos la First Amendement, sabemos las reglas y no tenemos miedo. Tal vez por eso hago la revista: es una manera de expresar lo que siento, de cambiar algo. No digo cambiar el mundo porque intentarlo puede llegar a ser muy frustrante. Es demasiado ambicioso, pero sí se pueden hacer otras cosas y sin darnos cuenta estaremos cambiando el mundo. Y lo fundamental, además de tener mentalidad de hackers, es ser creativos, disfrutar lo que hacemos. Generalmente estamos forzados a no ser creativos porque tenemos que cumplir con tareas para la universidad o para el trabajo; yo ahora no tengo ese problema y además tampoco tengo que andar preocupándome por ganarme el pan, asique me esfuerzo para ser creativo. Lo bueno es que la tecnología siempre está cambiando y nosotros nunca nos aburrimos, siempre encontramos algún juego distinto. MU: ¿Por qué el mundo de los hackers es un mundo generalmente masculino? ¿Tendrá alguna relación con el hecho de que para nosotras, als mujeres, el cuerpo es fundamental, mientras que en la net el cuerpo ni aparece? EG: Puede ser, pero a veces eso es una ventaja porque podés ser anónimo y que nadie sepa nada de tu vida. Eso es bueno, la relación no pasa por el aspecto físico, ni la raza, ni la religión, ni la nacionalidad, simplemente por las ideas, por los valores. Creo que hay pocas mujeres en el ambiente porque a ellas se les enseña a ser prácticas, a no perder el tiempo. Y ser hackers es justamente tomarse todo el tiempo del mundo para jugar e inventar. Sin embargo, ahora empieza a haber más. MU: ¿Te gusta la ciencia ficción ciberpunk? EG: Me gusta , pero odio la palabra ciberpunk, la palabra ciberespacio. Odio todo lo ciber. Es una manera que usan los medios para denominar a los hackers y demás. Pero el ciberespacio todavía no existe realmente. Se está en camino, pero de hecho no existe. La gente piensa que para saber quiénes son los hackers tiene que saber quiénes son los ciberpunks y eso no es cierto. Tenemos diferentes valores y backgrounds. Las revistas Mondo y Wired, por ejemplo, son buenas en lo que hacen, pero no son representativas de los hackers. MU: ¿Creés que existe alguna relación entre el mundo de los hackers y el de los alucinógenos? EG: No veo una conexión directa. El hacking es una más de las tantas cosas que pueden exerimentar los adolescentes. No es nada extraño ni del otro mundo. Eso queda demostrado con sólo ver que gente de distintos backgrounds y nacionalidades está en esto. Si muchos usan drogas alucinógenas es porque por lo general es gente abierta que prueba todo lo nuevo, ya está en su mentalidad curiosa y abierta. Creo que es la misma razón por la que muy pocos continúan siendo hackers después de cierta edad. A los veinte o treinta años ya empiezan a pensar en asentarse, en ganar su sustento y no tienen tiempo para estos juegos. Es una pena. MU: Al fin de cuentas parece ser que todos aquellos que hablaron pestes de las computadoras, que estaban aterrorizados porque iban a convertir a la gente en máquinas incomunicadas entre sí, se equivocaron. El hacking lo demuestra... EG: Los hackers somos una comunidad. Cada país tiene sus hackers que hacen cosas diferentes pero con un espíritu común. El encuentro en Amsterdam del año pasado fue increible en ese sentido. Nunca nos habíamos visto antes, pero nos sentíamos como hermanos. Nunca estuve en la Argentina, pero estoy contento de saber que allí también hay hackers, que la gente se mueve. Nuestras similaridades son increibles: nosotros hacemos revistas y ustedes también, tenemos los mismos problemas, ingresamos a la net, leemos los mismos libros aunque en distintos idiomas. No hay duda, la computadora te unifica, te socializa. Eso es lo que está pasando, guste o no guste. Estamos creando comunidades, sólo seguimos nuestro instinto. Marina Umaschi es licenciada en ciencias de la comunicación, trabaja como periodista en la revista Uno Mismo, y como docente de la catedra Comunicacion 2 en la UBA. Investiga en el tema de la relación de la tecnología con la sociedad. Trabaja en epistemología y diseño de multimedia para aplicaciones educativas. Puede ser contactada en umi@clacso.edu.ar Nota: Las reuniones en Argentina, según lo publicado en la última 2600, son los primeros viernes de cada mes, a partir de las 17 horas en el bar de San José 05, en la ciudad de Buenos Aires.