Además de pionero del cómputo, del lenguaje B, compiladores, Multics, UNIX, Plan9, UTF8, Go, el desarrollo de máquinas de ajedrez computado, etcétera, Ken Thompson tiene varias pasiones más. Una de ellas fue la de volar aviones, y en esta despuntó un lujo raro en su carrera: la de ir a Rusia para volar en un MiG-29 Fulcrum, por entonces de los más poderosos cazas del país euroasiático. Como si fuese un reseña de un viaje, Ken aprovechó la web los Laboratorios Bell para contar su experiencia. Ken Thompson vuela un MiG ///////////////////////// Durante la semana del 11 a 17 de diciembre, Fred Gramp y yo fuimos a Moscú a volar un MiG-29. Había oído hablar de estos vuelos por un par de años, pero sólo recienmente me decidí a meterme en eso. Hay dos proveedores del servicio, el primero, Fly-With-Us, es una organización frente basada en Miami que recibe el dinero pero no tiene ninguna responsabilidad si hay un accidente. La segunda, MiGs Etc., es una compañía que hace lo mismo y antiguamente había sido uno de los primeros clientes de Fly-With-Us, que se puso a fundar una organización que le compitiera. MiGs Etc no tiene gente en Moscú. Como sea, nos metimos con Fly-With-Us. El costo es alto, el más barato de todos es un entrenador L39 por 3.000 dólares. Todos los precios incluyen el paquete hasta/desde Moscú. Todos los precios son all-inclusive dentro de Moscú. El paquete más caro es de 50.000 dólares, que incluye un viaje aparte a San Petersburgo y un vuelo en todos los aviones. También hay dos opciones de estadía, VIP y estándar. Nosotros contratamos tres vuelos en un L39 y un vuelo en un MiG-29 y paquete de estadía VIP. Cada vuelo dura 45 minutos, de los cuales 30 minutos son en el aire. Nos salió 12.000 dólares a cada uno. Volamos a/desde Moscú vía Lufthansa. El vuelo estubo vuelo, pero el timepo que elegimos fue pésimo. Salimos y llevamos en la hora pico, y tuvimos que esperar 4 horas en Frankfurt a la madrugada. Bueno, llegamos a las 4PM hora de Moscú, el domingo. Nos recibió un representeante y el fundador de Fly-With-Us Andrey, y nos guió por el aeropuerto. El único lugar donde no pudo tener influencia fue con el control de pasaportes, donde hay que pasar obligatoriamente cinco minutos con un guardia armado. No quedó claro si la espera era por inspiración divina o para coimearlo. He estado dos veces en Moscú, y tuve siempre la misma exacta experiencia. Andrei nos condujo al hotel Metropol. Nos dio 1) un paquete de instrucciones y diagramas del L39 2) un video de vuelo con una toma de unos de sus clientes haciendo un giro de altas Gs, y 3) un picnic con ciaviar en la habitación del hotel. Intenamos dilucidar las insucciones, miramos el video, comimos el caviar y dormimos. El lunes estaba reservado para visiar y evitar el jetlag. Nos encontramos a la mañana con Anya, una guía turística muy capacitada. Primero fuimos al museo de vuelo. Una descripción más precisa sería el cementerio de aviones. Nos congelamos el culo caminando por un campo mirando aviones cubiernos de nuevo. Admito que eran aviones especiales. Había una fila de cada modelo de MiG del que hubiese oído, desde el MiG-15 hasta el MiG-29. No dejaban sacar ABSOLUTAMENTE ninguna foto en el museo, de modo que Anya tuvo que pagar 10 dólares extra por cada uno para que nos dejaran pasar las cámaras. Luego de este cementerio aeronáutico, fuimos a una visita más normal de la ciudad. Visitamos la PLaza Roja, y el Kremlin. Quien haya estado en Moscú durante los tiempos siviéticos, probablemente recuerde que pagar casi nada significa ser ignorado por el mozo en un restaurant. Ahora hay que pagar una fortuna para ser ignorado por diez mozos. Nos detuvimos en uno de los lugares más nuevos llamado Night Flight para tomar un café. Nos cobraron 100 dólares a los cuatro. La mañana del martes nos recogió Andrei para ir al aeropuerto. El aeropuesto es el principal aeropuerto de pruebas de la vieja Unión Soviética. Consiste en una ciudad de aviación y todos los burós de diseño. Un buró de diseño es algo así como Mikoyan, Tupolev, Sukhoi, etcétera. Es el equivalente a una instalación combinada en los EE.UU. de Lockheed, Boeing, Convair, etc. Combina tanto proyectos comerciales como militares. Es claro que viendo la ciudad de aviación y el aeropuerto, que no están haciendo nada nuevo. Toda la industria de aviación está por colapsar. Los pilotos y otro staff pertenecen al Instituto de Vuelo que es parte del aeropuesto, y no parte de ningún buró de diseño. Pasamos por las preliminarias. Se supone que tendríamos un reguroso chequeo médico antes de volar. Resultó que el staff médico miró nuestro exámen médico de 3ra clase de la FAA y esquivaron el exámen. Luego se nos unió Paul, un fotógrafo de Gales. Fue contratado para tomar fotos de nosotrs jugando con los MiG. Fue contratado por la organización frente del Fly-With-Us británico para hacer un folleto a color. Paul no era piloto, y tuvo que realmente hacer el exámen médico. Le preguntamos qué tal era, y parecía un exámen psicofísico másl hecho mezclado con un control de sobriedad. Lo siguiente era probarse el traje de vuelo. Nos dieron un traje de aviación de alta gravedad, que es como una vejiga de presión que se calza en los muscos y el estómago. Encima de eso va un traje camulfado, y una chaqueta camulada. Parecía real. También nos dieron un casco con una visera deslizable oscura, y una máscara de oxígeno. El efecto completo era una mezcla entre tormenta del desierto y astronauta. Las máscaras de oxígeno nos las probaron en un tanque parecido a un horno con muchos medidores y controles, que parecía sacado de una película de ciencia ficción de los años 20s. Luego de vestirnos fuimos al entrenador de asiento eyectable. Nos mostraron unas cartas en la pared con los tipos de eyección - gran altura, media altura, baja altura, alta velocidad, baja velocidad. Nos mostraron unos cortes de los modelos de asientos eyectable del L39 y del MiG-29. Finalmente nos metieron en lo que parecía un juego de feria para chicos. Era un asiento eyectable donde tirás una manija y el asiento salta con aire en una rampa. Está impusado por una manguera de aire que entra hasta una ventana de segundo piso, y toma aire de una botella de aire de un camión que está afuera. Lo siguinete era un almuero en el comedor del instituo. Consistió en seis platos de varios tipos, revueltos, sopa, etc. El principal era una carne misteriosa con arrós. La comida estaba muy buena. Después de comer nos encontramos con el piloto de MiG Vladimir. Nos mostró un modelo de juguete del MiG con el que dio vueltas y reiteró el procedimiento de eyección. Ni Fred ni yo tuvimos las agallas de preguntar cuántos turistas norteamericanos habían regresado de un vuelo. Esperamos que las tripulaciones de teirra barrieran la nueve de la pista, para que pudiésemos despegar con el primer vuelo de L39 antes de que anocheciera. La combianación de nueve, una emergencia de combustible de un Il-76 y la oscuridad impidió cualquier vuelo. El miércoles por la mañana nos dejaron solos e hicimos nuestro propio tur de hora pico en el subterráneo de Moscú. El subterráneo es sorprendente. Cada estaciones tiene un tema. Cada tema está implementado con estatuas, candelabros, murales de azulejos, vitrales, y placas. Los temas son un poco exajerados, pero el efecto general es hermoso. Los trenes pasan cada miutos y están bien mantenidos y en buen estado general. Pasamos unas dos horas en el subterráneo mirando las que el libro del tur describía como las estaciones más inusuales. Vale el boleto de seis dólares. El miércoles a la mañana fuimos nuevamente al aeropuerto. Para este momento habíamos gastado nuestro día de respaldo por mal tiempo, y teníamos que hacer dos vuelos cada uno de los días restantes. El miércoles el tiempo parecía tan malo como el martes. En realidad, el clima en toda la estadía fue el mismo. Teníamos una temperatura de 10 F con nevadas escasa a moderada. Desde tierra, nunca vimos el sol. En el aeropuerto, el clima estaba cubierto desde los 500 pies, con neblina y 1.500 metros de visibilidad, con nieve. A nadie parecía preocuparle las condiciones, salvo a Fred y a mí. Sobre el L29: es un avión de entrenamiento de un solo reactor. Tiene una velocidad de aproximación de 250 km/h y una velocida de aterrizaje de 200 km/h. La velocidad máxima es de 350 km/h y en picada llega a 500 km/h. Está restringido a un vuelo invertido máximo de 20 segundos por temas de lubricación. Fuimos directamente al L39 y comenzamos a sacarlo de abajo de la nieve. La tripulación de tierra comenzó a sacarle la nieve con escobas. Fred y yo tiramos una moneda para decidir quién sería el primero en volar el L39 y gané yo. Salté al asiendo trasero con mi instructor, Ludwig, al frente. Y salimos. Despegó e hizo una pasada sobre el campo para las videocámaras. Instantáneamente puso la nariz en vertical hasta la pérdida e hizo una caida de cola. La caida de nariz después de la pérdida fue como tirarse de un edificio de 5000 pies. Después de eso, seguimos el río Moskva al sudoeste del aeropuesto a menos de 200 metros de altura. El río estaba más cálido que el aire y generaba una gran serpiente de niebla. Todo el campo estaba cubierno de nuevo. Yo volé por el río hasta el área de práctica. Entré y salí del banco de niebla a una altura increíblemente baja y a Ludwig no pareció preocuparle. En el área de práctica, ganamos altura y principalmente hicimos acrobacias. Ludwig decía "mi avión" y mostró como hacer un tonel. Luego "tu avión, haga un tonel"."Mi avión". Looping. "Su avión, haga un looping". "Mi avión", Split-s. "Su avión, haga un split-S". Y así. Al regreso la niebla estaba empeorando, y la visibilidad era escencialmente cero. Lurwig me dio el avión y me dijo que hiciera una aproximación por instrumentos ILS al aeropuerto. El ILS era perfecto y vi las luces a unos 200 pies. Nivelé y luego Ludwig se hizo cargo del aterrizaje. En la medida que frenábamos por l apista, me preguntó si me sentía lo suficientemente bien para hacer el segundo vuelo sin detenernos. Le dije OK y me dio el avión y me dijo que lo despegara. El segundo vuelo a continuación fue más de lo mismo. Seguimiento del terreno a baja altura y acorbacias en el área de práctica. HASTA... que me pidió hacer un looping oblicuo. Le pregunté qué era eso. Dijo "fácil, póngalo en un giro de 30 grados, y luego haga un looping". Tan pronto como comencé a ascender para el looping, perdií la orientación y me concentré en los instrumentos. Tan pronto como el indicador de actitud dio la vuelta, no pude darme cuenta del instrumento. Nivelé y entregué el avión de nuevo a Ludwig. Después de eso, ya no pude dominar el avión. En la medida que fui continuando, hice acrobacias más y más suaves y me sentía peor y peor. Fue la primer vez que tuve mareos. La aproximación ILS de nuevo al aeropuerto fue un alivio bienvenido. No vomité, pero estuve cerca. Fue un punto bajo para anticipándome al MiG-29, cuando no podía soportar el L39. Mientras estaba arriba, la tripulación de tierra sacó la nieve de un segundo L39 y Fred hizo su primer vuelo. Fue a almorzar otra comida tan memorable como la primera. Después de este almuerzo, Fred hizo su segundo vuelo de L39. Nos fuimos del aeropuerto, y volvimos temprano al hotel. La noche del miércoles Anya nos recogió en el hotel y nos dio un tour guiado del subterráneo. Anya nos mostró sus estaciones favoritas que scasi no se superpon{ian con las estaciones que habíamos visto antes. Esto fue después de la hora pico, y vimos dos altercados en el subterraneo. El primero involucró a dos pasajeros ebrios. Uno de los pasajeros estaba sentado y no decía nada mientras que el otro de pie estaaba parado gruitando mientras su esposa intentaba detenerlo. Cada tanto el que estaba de pie excedía algún nivel de agitación y le pegaba al que estaba sentado. El otro no reaccionaba, excepto por sangrar. Creo que era una discusión pol{itica. El segundo incidente fue un policía apaleando a un borracho que estaba dormedo en el tren. El borracho nunca se despertó. El policía le pegó lo suficiente como para romperle las costillas y lo arrastró por la plataforma, donde todos directamente le pasaban por arriba. Creo que esto era la política para mantener a los sin techo fuera de los subterráneos. El jueves fue nuestro último día en el aeropuerto. Había solo un MiG-29. Frey y yo tiramos una moneda para ver quien volaría en formación con Paul para sus fotografías. Fred ganó (¿o bien perdió?) de modo que tomó lugar en el MiG primero. El plan era que Paul iba a ir en el L39 y esperaría al MiG. Fred iba a ir en el MiG y volarían en formación por cinco minutos. Yo iba a ir en el segundo L39, todo en la mañana. Al mediodía Fred iba a ir en su tercer vuelo en L39, mientras que yo volaría en el MiG. Paul se sentó en el asiento que le correspondía en el L39 y esperó a que el MiG estuviese listo. El MiG estaba en un pequeño hangar para protegerlo de los elementos. Fred se ató al MiG. Vladimir arrancó el MiG. Wow! Era ruidoso!. No pude permanecer tras los motores, ni siquiera manteniendo mi campera sobre mis oídos. La tripulación de tierra ni siquiera pestaneaba. Caminaban dentro del hangar sin ninguna protección auditiva. Creo que todos estarían más sordos que una tapia. Un microswitch reportaba falsamente que la carlinga de MiG no estaba cerrada. La tripulación atacó al switch por unos treinta minutos. Finalmente, apagaron los motores y la tripulación de tierra se pusieron a trabajar en la electrónica con el avión apagado. Vladimir estaba extremadamqente molesto con los mecánicos. No sé si se quejaba por el inconveniente o por desperdiciar combustible. En cualquier caso, Fred y yo cada uno volamos en el L39. Mi vuelo de L39 fue excelente. El instructor lo encendió y apagó, pero yo hice todo lo demás. Nunca tomó los controles ni una vez. El vuelo fue agradable siguiendo rutas, con algunas pequeñas acrobacias. El ILS no funcionó a la vuelta, por lo que hice una aproximación NDB (N.d.T radiofaro no direccional, una emisora de radio sintonizada en un radiogoniómetro). Nunca vi la carta de aproximación de modo que no estoy seguro si había oficialmente NDB ahí. El L39 es un gran avión, y no podía imaginar que el MiG-29 pudiese ser mucho mejor. Para cuando Fred y yo volvimos, los mecánidos habían solucionado lo del microswitch. Pauld despegó en el L39 para esperar al MiG. Fred despegó en el MiG para reunirse con el L39. Yo vi el despegue: parado en la pista, rodó unos 10 metros, encendió uno de los postquemadores, y el avión instantáneamente duplicó su velocidad, con los dos postquemadores el avión redobló instantáneamente su velocidad. Rodó unos 200 metros por la pista, levantó la nariz, y apuntó a un agujero entre las nubes, por donde pasó como un cohete. Increíble. Esperé en el frío, hasta que poaul volció. Tenía una sonrisa de oreja a oreja en la cara. El MiG había venido a ellos a unos 500 km/h, y se detuvo al lado. Volaron en formación. Paul tomó fotos y dijo que la luz era excelente (¿qué saben los fotógrafos?). El MiG se invirtió y Paul tomó más fotos. Cuando el MiG abandonó la formación, estaba con los postquemadores encendidos. Paul dijo que en dos segundos era un punto en el horizones. Yo estaba listo. El MiG colció. Fred tenía la misma expresión que Paul. Debía ser algo con la provisión de oxígeno. Fred salió y yo me metí. Despegamos, con postquemadores al máximo. Fue como si alguien me pateara los riñones. Despegamos e hicimos una pasada a toda velocidad alrededor del aeropuesto para las videocámaras. Eso tomó unos 20 segundos, e íbamos a 500 km/h. Luego subió la nariz unos 75 grados, y ascendimos a todo motor a 1.000 km/h hasta los 11.000 metros. Tardamos unos 40 segundos. Durante el ascenso, todas las fuerzas G disminuyeron, y podías ver la tierra alejarse. Era el atardecer, con un hermoso sol rojizo. ¡Sorprendente! Nivelamos a 11.000 metros y continuamos con postquemadores hasta alcanzar Mach 1.2. No hubo otra sensación que estar en una burbuja a 7 millas de altura. Cladimir me dio los controles y le pidió hacer un tonel. ¡Un tonel a 1.300 km/h y 11.000 metros! Sucedió tan rápido que mi mente aún estaba en la pista. Desconectamos los posquemadores y me dejó descender rápidamente hasta los 8.000 metros. Tardó algo de tiempo, donde hicimos un montón de maniobras. A 8.000 metros, Vladimir tomó los controles y realizó una maniobra "cobra". Voló nivelado y tiró la palanca tan rápido que el avión entró en pérdida, pero encabritado continuó moviéndose horizontalmente en una pérdida plana con nariz arriba. En cierto momento, Vladimir hizo alguna magia y el avión volvió sobre la horizontal y continuó volando normalmente. El resultado era una pérdida de 300 km/h en pocos segundos. Me la describió como "una maniobra de cortesía para permitir que el tráfico pegado al baúl pasara de largo". Entonces vinieron las acrobacias. Fue lo mismo que en el L39, pero a seis Gs en lugar de 4Gs, y a 4.000 metros de altura en lugar de 2.000 metros. Fue entonces que me di cuenta que la tripulación de tierra no había conectado mi traje anti-G a las tomas neumáticas del avión. En la parte baja de cada looping, mi visión pasaba de color a blanco y negro. Pasaba durante un segundo, como si alguien bajara una visor monocromático frente a mis ojos. Después de eso, el blanco y negro sedía a gris y negro, y finalmente sólo gris. Una sensación muy extraña. No me desmayé pero fue capaz de saber exactamente qué se sentiría cuando sucediese. Después que las G disminuían, mi visión volvía en la secuencia inversa. Hicimos toneles, loopings, immelmanns, split-s, caídas de martillos, caídas de cola, y vuelo invertido. De vuelta a nivel de la copa de los árboles y a 500 km/h. Vladimir tomó los controles y dijo que iba a mostrarme la aceleración a nivel. Para entonces estábamos livianos, con 900 kilogramos de combustible remanente. Habíamos empezado con 4.500 kilogramos de combustible. Fue la parte más sorprendente del vuelo, pero no muy espectacular para describirla. Simplemente pasamos de 500 km/h a 1.000 km/h en cinco segundos, a nivel de la copa de los árboles. La única cosa con la que se me ocurre compararlo es con la escena de La Guerra de Las Galaxias, esa donde dicen "abróchense los cinturones, voy a saltar a la velocidad de la luz". El clima seguía siendo horrible, e hice una aproximación por instrumentos ILS al aeropuerto. El MiG-29 tiene un sistema ILS muy bueno. En el giróscopo direccional hay agujas ILS normales, pero en el indicador de actitud tiene unas agujas ILS especiales. La deflexión de las agujas especiales es proporcional a la corrección requerida para volver al curso. Si la aguja apunta a la izquierda, uno tiene que inclinar a la izquierda, y detenés la inclinación cuando la aguja está en el centro. Esas agujas son como un pseudo-indicador de actitud que pone al MiG en una actitud que volará al ILS. Hasta un niño podría hacer un ILS perfecto sin práctica alguna. Llevé al MiG hasta abajo y nivelé y Vladimir se hizo cargo en los últimos metros. Si nunca vió un MiG puede suponer poqué. El tren de aterrizaje principal está muy adelante, y debe aterrizar casi con la nariz nivelada para impedir rasapar los motores. hice el carreteo del MiG hasta la rampa. Conducir aviones soviéticos en tierra es muy extraño y diferente. La rueda de nariz no gira, y sólo hay un freno. Se aplica el freno a la rueda cuyo pedal de timón está oprimido. No sé si el control de frento es todo o nada, o simplemente que la tierra tenía por entonces 10 cm de hielo y nieve. Como sea, tuve que aplicar el freno a la rueda indicada a bombazos, para impedir que patinara. Como el avión estaba empujado por la nieve por sus reactores, el avión se sentía como si siempre estuviese por darse vuelta contra el suelo. Yo conseguí poner al avión en la rampa, pero nunca me acostumbré realmente a ello. Estaba en lo correcto. Ocurría algo divertido con el oxígno. Todos volvimos a la sala de prevuelo. Fred y yo le dimos regalos a todo el mundo. Nos turnamos para sacarnos el traje de vuelo, despedir al personal del instituto, y fuimos para el hotel. A la noche Anya nos pasó a buscar y nos llevó al circo. Toda la semana hizo campaña para que fuésemos al ballet, pero insistimos en el circo. Realmente no nos importaba. Era difícil mantener nuestras mentes en los osos danzantes. Tampoco le hubiésemos prestado atención al Bolshoi. Nos despertamos a las 4am del viernes para tomar el primer vuelo de regreso. La única aventura allí era la gente de aduanas que nos sacaron cuatro de las diez latas de caviar que habíamos traído. No era para tanto. ¿Valió la pena? Si. ¿Lo haría de nuevo? No.