Bugs En el otoño boreal de 1965, el Centro de Cómputación del #MIT se hallaba abocado en hacer funcionar #CTSS, el Sistema de Tiempo Compartido Compatible, en la nueva "máquina azul", la IBM 7094. Para ello solicitaba ayuda de los anteriores desarrolladores de CTSS que se desempeñaban por entonces en el Proyecto MAC. Cuando se estrellaban con algún tipo de problemas, acudían a quienes estaban ya en el desarrollo del más avanzado MULTICS. La máquina azul seguía colgándose con su software de respaldo a disco, y lo hacía de una manera que nunca habían visto, y los volcados de núcleo no tenían sentido. El diagnóstico de hardware no demostraba problema alguno; los ingenieros de clientes de IBM insistían que la máquina estaba bien. En particular, decidieron llamar a Bob Daley y Stan Dunten, quienes acudieron en repetidas ocasiones para intentar comprender qué era lo que estaba sucediendo. Fernando "Corby" Corbató - alma de CTSS - se involucró en persona, conjeturando un "transiente de hardware" que afectaba alguno de los registros del banco de memoria. Finalmente Mike Padlipsky y Charlie Garman se hicieron cargo de la máquina azul en el medio del día, y cargaron un programa de una sola tarjeta perforada que contenía un bucle de prueba simple, y lo dejaron corriendo. Luego de aproximadamente diez minutos de ejecución, el contador de fallas en el registro de índice comenzó a avanzar el su conteo: ¡habían encontrado el bug! Se descubrió que los nemónicos TXL y TXH en ocasiones invertían sus roles, en solo uno de los dos bancos de memoria núcleo. Tardaron un poco más en descubrir la verdadera causa: si un camión lo suficientemente grande atravesaba la calle Vassar, donde se hayaba el Centro de Computación, la interferencia elctromagnética de su sistema eléctrico provocaba la gaffe en la memoria electrónica. Los programadores lanzaron un suspiro de alivio, entregaron las conclusiones a los ingenieros de asistencia al cliente de IBM, y se dirigieron a Tech Square House para celebrar. Fueron varios los que aparecieron en el bar a tomar un trago, cuando repentinamente las luces se apagaron. Uno de los programadores subió nueve escaleras para ayudar a extraer los carretes de cinta magnética a mano, ya que estas cintas podrían dañarse si se encontraban en la lectora motorizada cuando retronase el suministro de energía eléctrica. No debería haber corrido: se trataba del 9 de noviembre de 1965, se había producido el Gran Apagón de Nueva York, que afectó a más de 35 millones de personas en toda la costa este estadounidense, y se mantuvo de esa forma hasta el día siguiente por la mañana.