En la avenida Hace muchos, muchos años, era un adolescente y caminaba por la avenida 11 de septiembre al salir de colegio. Fumaba en ese entonces. Capaz, no lo digo a ciencia cierta pero es más que probable, para hacerme el canchero con las chicas. En esos tiempos lo único que importaba era: escuchar tu banda de rock y saber todo de ella y ganar alguna chica. Besarla. Transar se decía. A mis 14 la avenida la surcaba en bicicleta, esquivando autos a toda velocidad. A los 15 ya en un ciclomotor. Pero no voy a ir por ese lado, no. Mi narración me trae a los momentos cuando me iba caminando. Hemos pateado mucho esa avenida. No era cómoda para caminar, porque las veredas eran (son todavía) un tanto angostas, pero lo importante siempre era la compañía. Me recuerdo algunas veces caminándolas con Sandra, otras con Anabella, otras con Valeria, otras con Analía. Era un pibe con los momentos vividos como si estuviera bajo el agua. Es decir, a vivía a un ritmo propio del adolescente: al palo y aceleado todo el tiempo. Dar besos, tocar una teta o un culo era la gloria, llegar a lo máximo del alcance de poder tantear con mi propia humanidad le belleza femenina. A veces me iba caminando con la bufanda tapandome algún chupón. Y mis amigos me cargaban claro, como a cualquiera que le pasaba eso. También por esa misma avenida nos tomábamos el bondi y nos íbamos al cine. Ahí mirábamos cualquier película de mierda con la idea de mandarle la lengua a tu novia de turno hasta el caracú, como decían los viejos. Hubo piques cortos corriendo por miedo en la madrugada también, por algunas banditas que eran medio sospechosas. Pique acá, pique acá decía un amigo y... no teníamos otra opción que secundarlo, las cartas ya estaban echadas. Había un pibe que había preparado una zanella pocket. No sé que le había puesto con el padre, pero volaba. Una vez la usé y fue impresionante. Los autos quedaban atrás como hormigas. Iba por un avenida y volvía por la otra. Ahí fue donde experimenté la velocidad de verdad... y el respeto por ella. Pero dije que no iba a hablar de motos. Iba a hablar de caminatas. Sí, caminé bastante. Fin.